En el procedimiento realizado en el Aeropuerto de Carrasco, que fuera la punta del ovillo para desentrañar toda la organización, se incautaron más de dos kilos de cocaína en estado de máxima pureza, deteniéndose a un hombre que estaba oficiando como "mula" para llevarla hasta la ciudad italiana de Milán.
Como corolario de esta primera etapa de procedimientos, ya que falta capturar al líder de esta organización, que es un uruguayo radicado en Milán y a un argentino que vive en el vecino país, quien era el proveedor de la droga, ya fueron procesadas cuatro personas, tres hombres y una mujer.
Los procesados fueron los dos encargados del negocio en Uruguay, lugartenientes del cerebro de la organización, más el individuo detenido en el aeropuerto y una mujer que era la encargada de recibir los giros del jefe, los cuales llegaban a distintos cambios de plaza.
Todo se inició en un trabajo de rutina en nuestra principal terminal aérea, cuando personal de la Brigada Antidrogas allí apostado, detuvo a un hombre que, al pasarle revista, encontraron que, adosados a su cuerpo con una muy delgada malla en las piernas, llevaba una sustancia en polvo blanca, que luego se comprobó era cocaína en estado de máxima pureza, sumando más de dos kilos.
Desde ese momento comenzó la investigación a cargo del personal policial coordinado por el juez Especializado en Crimen Organizado, de 2º Turno, doctor Jorge Díaz y la fiscal Mónica Ferrero.
Tan sólo unas horas más tarde de la primera detención, fueron arrestados dos hombres y una mujer que eran los nexos locales de esta organización que empezaba a ser desnudada.
Poco a poco se fueron armando todo el organigrama y la operativa de esta organización, que si bien era relativamente nueva, tenía serias aspiraciones de crecer, convertirse y expandirse.
La droga, de muy buena calidad, provenía desde la Argentina y era ingresada vía terrestre, en autos, por el litoral, y era enviada por un ciudadano argentino que está plenamente identificado, al punto que las autoridades locales ya han solicitado su captura a nivel internacional, lo que le fue comunicado a las autoridades argentinas.
Una vez que la droga llegaba a Montevideo, los dos contactos locales del narcotraficante uruguayo radicado en Italia, reclutaban a personas dispuestas a hacerse de un dinero "fácil", oficiando como transporte humano de la droga, que en todos los casos no superaba los tres kilos.
Paralelamente, con ello estaba una mujer que era quien se encargaba de recibir los giros de dinero del jefe y hacía con el dinero lo que éste le ordenaba.
Los dos hombres eran quienes le daban la droga a las mulas, les proporcionaban las mallas para transportarla y los aleccionaban sobre cómo actuar en los aeropuertos.
Cuando la "mula" arribaba a Milán, allí la esperaba el cabecilla, quien les terminaba de pagar.
Los cuatro integrantes locales fueron enviados a la cárcel ayer, los dos lugartenientes del líder por "organización y transporte de sustancia", la "mula" por "transporte" y la mujer por "asistencia a las actividades del narcotráfico.
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