El Carnaval y toda la música popular uruguaya despidió ayer a una de sus voces mayores. Washington "Canario" Luna peleó su despedida hasta las últimas horas del jueves. Pero la muerte ganó el contrapunto cerca de la medianoche.
Muchos quizás pensaron que era previsible, estaba cantado. La salud del cantor de El grito del canilla sufría los embates de una enfermedad terminal. Él lo sabía.
Ayer sus restos fueron velados cerca de su barrio. No podía ser de otra manera. Una voz y un personaje de la bohemia murguera de otra época dejó la ciudad, el barrio y los escenarios que vieron su crecimiento y consagración como artista popular. Hoy, ese canto "pa`l costado", de registro agudo, timbre algo áspero y aguardentoso, resuena desde la memoria, el registro de los afectos y las vivencias carnavaleras.
"¿Sabe qué pasa? Es que el Canario para mí era el boliche, el ambiente del bar con amigos en el que le hacés frente a las penas. Para mí significaba eso", decía un señor casi anciano que ingresaba a la sala velatoria para despedir al cantor.
Junto a él había varios seguidores desconocidos para su familia y la barra de amigos del Rancho Napoleón. "El `Canario` no se va a morir nunca. A mí me suena el celular y canta él", dice otra mujer. Todos ellos entreverados para apoyar a su círculo más próximo y a Estrella, la esposa de Luna.
La Intendencia Municipal recordó a una de las voces más representativas de la ciudad con una corona, y lo mismo hicieron los colores que él más quería: los de Villa Española y los del Club Nacional de Fútbol. Ricardo Alarcón, presidente de los tricolores, también se hizo presente en el recuerdo y como escucha del interminable surtido de anécdotas e historias que se contaron sobre el `Canario` en la tarde fría y gris de ayer.
Los presentes prefirieron dejar de lado las peleas y la leyenda para recordar no sólo a una de las voces más representativas de la canción urbana, sino también a un estandarte de una bohemia montevideana que ya pertenece a otra época.
Con el último "¡Me voy!" que un participante del sepelio entona en el Cementerio del Norte se pone la piel de gallina. Ya habían pasado las palabras de varios amigos, un poema sentido que su hijo envió desde el exterior y hasta una pequeña tamborileada. A partir de esa tarde, cantar esa letra de Jaime Roos tendrá un gusto distinto.
"En el último viaje a Buenos Aires el Canario ya nos había dicho `Esta me la vi brava`. Es que había salido del hospital. Pero allá cantó increíble, habían unas 400 personas. Creo que hoy apenas Julio Pérez de Araca la Cana está entre los murgueros que quedan con un timbre parecido al suyo", dice el cantautor Emiliano Muñoz.
Él compartió los últimos años musicales de Luna dentro de la corriente MPU que el sello Montevideo Music Group impulsó con trabajos como El tablado callejero, su último disco. También por ahí estuvo Freddy "El Zurdo" Bessio, quien le debe el apodo y sus primeros pasos en el género: "Nosotros íbamos con mi vieja a ver a la Milonga Nacional, él era amigo de mi viejo. Un día les faltó alguien que tocara el bombo y como yo tenía idea él sugirió que entrara. Ahí me empezó a decir "zurdito" y me quedó. Para mí es un orgullo que en el ambiente del Carnaval se me conozca así, por el apodo que él me dio", explica el cantante.
Acodado en otra época. Los testimonios coinciden. `Canario` Luna era un sobreviviente de otra época. Venía de un Carnaval y una murga que estaba lejos, muy lejos, del profesionalismo que hoy los caracteriza. "Soy un chapado a la antigua", dijo alguna vez el cantor. Era una época en que cada esquina montevideana tenía un tablado, las murgas no tenían maquilladores y había que pintarse uno mismo la cara. Los cantores salían del barrio, del boliche o del club de fútbol. Allí fue la cuna de un sonido que hasta hace poco parecía amenazado por la extinción: el viejo sonido de las murgas de la Unión. Aquel estilo que el `Canario` explotó en Don Timoteo del 66 o del 74.
Pero Luna también fue el hombre de los múltiples oficios. Fue lustrador de zapatos. Vendió números de lotería. Y fue tal su suerte que le embocó a un número ganador y eso le dio para casarse. Así armó su familia. Llevaba más de 40 años de casado con Estrella. Tres hijos. Varios nietos. Un perro, a quien consideraba su hijo menor.
En medio de esa historia, llegó la canción popular. Jaime Roos, Brindis por Pierrot, El grito del canilla, Adiós juventud, la carrera como solista y los discos. Otro mundo, otros sonidos y un campo artístico que ganó una nueva paleta de sonidos de fuerte cuño tradicional.
El recuerdo del "Picho" López, su amigo
"Te estoy viendo a vos, Benítez, en las páginas del ring; ni que hablar de un `Picho` López recostado en un casín", dice la letra de Brindis por Pierrot inmortalizada en la voz del `Canario`, que en más de un asado se sigue cantando cuando toca la madrugada.
El propio `Picho` que se recuerda en esa canción también estuvo presente en el adiós final. "Ante todo, el `Canario` era humor. Tengo la suerte de decir que con el `Canario` nos comimos la noche".
Junto a Amado `Chuchú` Hernández recordaron los tiempos en que ensayaban en la sede del club Fénix. "Ahí nació Falta y Resto. Él paraba ahí, en la sede, porque Ovidio Cabal, uno de los fundadores de la murga, era el presidente. El `Canario` le cocinaba al plantel de fútbol", recuerda `Chuchú`.
"El canario era un bohemio bueno. Era la marca de un Montevideo de esa época, que hoy no existe más. Hoy la bohemia es otra cosa que no tiene nada que ver. Hay gente que cree que no le gustaba cantar. Pero a él lo que más lo animaba en la vida era cantar con los amigos. Terminábamos los tablados y nos quedábamos cantando hasta las 5 de la mañana".
Alejandro Balbis: "Cuidaba mucho de sus canciones"
productor de "el tablado callejero"
Lo conocía de toda la vida, pero laburar con él tenía un peso tremendo. Eso en el estudio era significativo, él apenas aparecía para cantar sus pistas con todo y se iba. ¡Mirá si no le iba a gustar cantar!
Emiliano Muñoz: "Pude cantar en su último recital"
cantautor, murguista
Hicimos un show de la MPU hace un mes en Buenos Aires. Había salido del hospital hacía poco tiempo y estaba preocupado, pero ese día cantó y nos dejó chiquitos a todos. Lo ovacionaban.
"Zurdo" Bessio: "Con orgullo llevo el apodo que me puso"
murguista, cantante
Lo conozco desde que soy niño. Era amigo de mis viejos, nos conocimos en la Milonga Nacional de 1978. Hoy me animo a decir que todos los carnavaleros lo tomamos como a un referente.
El País Digital
Muchos quizás pensaron que era previsible, estaba cantado. La salud del cantor de El grito del canilla sufría los embates de una enfermedad terminal. Él lo sabía.
Ayer sus restos fueron velados cerca de su barrio. No podía ser de otra manera. Una voz y un personaje de la bohemia murguera de otra época dejó la ciudad, el barrio y los escenarios que vieron su crecimiento y consagración como artista popular. Hoy, ese canto "pa`l costado", de registro agudo, timbre algo áspero y aguardentoso, resuena desde la memoria, el registro de los afectos y las vivencias carnavaleras.
"¿Sabe qué pasa? Es que el Canario para mí era el boliche, el ambiente del bar con amigos en el que le hacés frente a las penas. Para mí significaba eso", decía un señor casi anciano que ingresaba a la sala velatoria para despedir al cantor.
Junto a él había varios seguidores desconocidos para su familia y la barra de amigos del Rancho Napoleón. "El `Canario` no se va a morir nunca. A mí me suena el celular y canta él", dice otra mujer. Todos ellos entreverados para apoyar a su círculo más próximo y a Estrella, la esposa de Luna.
La Intendencia Municipal recordó a una de las voces más representativas de la ciudad con una corona, y lo mismo hicieron los colores que él más quería: los de Villa Española y los del Club Nacional de Fútbol. Ricardo Alarcón, presidente de los tricolores, también se hizo presente en el recuerdo y como escucha del interminable surtido de anécdotas e historias que se contaron sobre el `Canario` en la tarde fría y gris de ayer.
Los presentes prefirieron dejar de lado las peleas y la leyenda para recordar no sólo a una de las voces más representativas de la canción urbana, sino también a un estandarte de una bohemia montevideana que ya pertenece a otra época.
Con el último "¡Me voy!" que un participante del sepelio entona en el Cementerio del Norte se pone la piel de gallina. Ya habían pasado las palabras de varios amigos, un poema sentido que su hijo envió desde el exterior y hasta una pequeña tamborileada. A partir de esa tarde, cantar esa letra de Jaime Roos tendrá un gusto distinto.
"En el último viaje a Buenos Aires el Canario ya nos había dicho `Esta me la vi brava`. Es que había salido del hospital. Pero allá cantó increíble, habían unas 400 personas. Creo que hoy apenas Julio Pérez de Araca la Cana está entre los murgueros que quedan con un timbre parecido al suyo", dice el cantautor Emiliano Muñoz.
Él compartió los últimos años musicales de Luna dentro de la corriente MPU que el sello Montevideo Music Group impulsó con trabajos como El tablado callejero, su último disco. También por ahí estuvo Freddy "El Zurdo" Bessio, quien le debe el apodo y sus primeros pasos en el género: "Nosotros íbamos con mi vieja a ver a la Milonga Nacional, él era amigo de mi viejo. Un día les faltó alguien que tocara el bombo y como yo tenía idea él sugirió que entrara. Ahí me empezó a decir "zurdito" y me quedó. Para mí es un orgullo que en el ambiente del Carnaval se me conozca así, por el apodo que él me dio", explica el cantante.
Acodado en otra época. Los testimonios coinciden. `Canario` Luna era un sobreviviente de otra época. Venía de un Carnaval y una murga que estaba lejos, muy lejos, del profesionalismo que hoy los caracteriza. "Soy un chapado a la antigua", dijo alguna vez el cantor. Era una época en que cada esquina montevideana tenía un tablado, las murgas no tenían maquilladores y había que pintarse uno mismo la cara. Los cantores salían del barrio, del boliche o del club de fútbol. Allí fue la cuna de un sonido que hasta hace poco parecía amenazado por la extinción: el viejo sonido de las murgas de la Unión. Aquel estilo que el `Canario` explotó en Don Timoteo del 66 o del 74.
Pero Luna también fue el hombre de los múltiples oficios. Fue lustrador de zapatos. Vendió números de lotería. Y fue tal su suerte que le embocó a un número ganador y eso le dio para casarse. Así armó su familia. Llevaba más de 40 años de casado con Estrella. Tres hijos. Varios nietos. Un perro, a quien consideraba su hijo menor.
En medio de esa historia, llegó la canción popular. Jaime Roos, Brindis por Pierrot, El grito del canilla, Adiós juventud, la carrera como solista y los discos. Otro mundo, otros sonidos y un campo artístico que ganó una nueva paleta de sonidos de fuerte cuño tradicional.
El recuerdo del "Picho" López, su amigo
"Te estoy viendo a vos, Benítez, en las páginas del ring; ni que hablar de un `Picho` López recostado en un casín", dice la letra de Brindis por Pierrot inmortalizada en la voz del `Canario`, que en más de un asado se sigue cantando cuando toca la madrugada.
El propio `Picho` que se recuerda en esa canción también estuvo presente en el adiós final. "Ante todo, el `Canario` era humor. Tengo la suerte de decir que con el `Canario` nos comimos la noche".
Junto a Amado `Chuchú` Hernández recordaron los tiempos en que ensayaban en la sede del club Fénix. "Ahí nació Falta y Resto. Él paraba ahí, en la sede, porque Ovidio Cabal, uno de los fundadores de la murga, era el presidente. El `Canario` le cocinaba al plantel de fútbol", recuerda `Chuchú`.
"El canario era un bohemio bueno. Era la marca de un Montevideo de esa época, que hoy no existe más. Hoy la bohemia es otra cosa que no tiene nada que ver. Hay gente que cree que no le gustaba cantar. Pero a él lo que más lo animaba en la vida era cantar con los amigos. Terminábamos los tablados y nos quedábamos cantando hasta las 5 de la mañana".
Alejandro Balbis: "Cuidaba mucho de sus canciones"
productor de "el tablado callejero"
Lo conocía de toda la vida, pero laburar con él tenía un peso tremendo. Eso en el estudio era significativo, él apenas aparecía para cantar sus pistas con todo y se iba. ¡Mirá si no le iba a gustar cantar!
Emiliano Muñoz: "Pude cantar en su último recital"
cantautor, murguista
Hicimos un show de la MPU hace un mes en Buenos Aires. Había salido del hospital hacía poco tiempo y estaba preocupado, pero ese día cantó y nos dejó chiquitos a todos. Lo ovacionaban.
"Zurdo" Bessio: "Con orgullo llevo el apodo que me puso"
murguista, cantante
Lo conozco desde que soy niño. Era amigo de mis viejos, nos conocimos en la Milonga Nacional de 1978. Hoy me animo a decir que todos los carnavaleros lo tomamos como a un referente.
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