El golpe de Estado que en junio pasado depuso al presidente Manuel Zelaya y estableció el Gobierno de hecho de Roberto Micheletti ha dejado a Honduras como un paria en la escena internacional. Ningún país ha reconocido su Gobierno. La crisis política ha supuesto un duro revés para la de por sí débil economía hondureña. Por lo pronto, ya ha costado a los hondureños un 6% de producto interior bruto (PIB). Y si las huelgas y los bloqueos que han promovido los simpatizantes de Zelaya continúan, la pérdida será, por lo menos, de un 8%.
Honduras es el segundo país más pobre de Centroamérica y el tercero de América Latina. El salario mínimo mensual es de unos 170 euros. Cinco de cada 10 de sus habitantes viven en la pobreza y de ellos, cuatro en la indigencia. El 20% de sus ingresos provienen de la ayuda exterior. El Banco Mundial (BM) y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) anunciaron en julio la suspensión de ayudas de 470 millones de dólares (unos 330,4 millones de euros). La Unión Europea ha congelado una partida de ayuda presupuestaria directa al Gobierno de Tegucigalpa y anunció en julio que dejaría “en el mínimo posible” su representación diplomática en Tegucigalpa.
Además, el presidente venezolano Hugo Chávez ha suspendido el suministro de petróleo, equivalente a unos 1.500 millones de dólares (unos 1.054 millones de euros) anuales y los créditos de hasta 130 millones de dólares (unos 91 millones de euros) que había prometido enviar a Honduras desde su afiliación en octubre pasado a la Alternativa Bolivariana para las Américas (ALBA). Aun con estas ayudas, Zelaya dejó a su país con una deuda interna de un 25% de su PIB.
Las suspensiones pintan un panorama sombrío para un país que subsiste gracias a sus exportaciones, de café y plátano principalmente; al turismo, que ha caído un 70% desde el golpe de Estado, y al envío de remesas, un sector ya golpeado por la recesión de EE UU, el principal destino de los inmigrantes hondureños.
Honduras había mantenido un crecimiento de hasta un 6% entre 2004 y 2007. La crisis ya le había costado un retroceso: sólo creció un 4,2% en 2008. En este año, el mejor de los pronósticos apunta a un retroceso de un 2%. Las secuelas del golpe causarán que la recuperación lleve hasta “cuatro o cinco años”, según apunta la depuesta ministra de Finanzas hondureña, Rebeca Patricia Santos. Por lo pronto, la meta económica del Gobierno de hecho es resistir seis meses sin ayudas exteriores, hasta las elecciones presidenciales programadas para noviembre, un reto que a decir de la ministra de Finanzas de Micheletti, Gabriela Núñez, se antoja “enorme”.
Honduras es el segundo país más pobre de Centroamérica y el tercero de América Latina. El salario mínimo mensual es de unos 170 euros. Cinco de cada 10 de sus habitantes viven en la pobreza y de ellos, cuatro en la indigencia. El 20% de sus ingresos provienen de la ayuda exterior. El Banco Mundial (BM) y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) anunciaron en julio la suspensión de ayudas de 470 millones de dólares (unos 330,4 millones de euros). La Unión Europea ha congelado una partida de ayuda presupuestaria directa al Gobierno de Tegucigalpa y anunció en julio que dejaría “en el mínimo posible” su representación diplomática en Tegucigalpa.
Además, el presidente venezolano Hugo Chávez ha suspendido el suministro de petróleo, equivalente a unos 1.500 millones de dólares (unos 1.054 millones de euros) anuales y los créditos de hasta 130 millones de dólares (unos 91 millones de euros) que había prometido enviar a Honduras desde su afiliación en octubre pasado a la Alternativa Bolivariana para las Américas (ALBA). Aun con estas ayudas, Zelaya dejó a su país con una deuda interna de un 25% de su PIB.
Las suspensiones pintan un panorama sombrío para un país que subsiste gracias a sus exportaciones, de café y plátano principalmente; al turismo, que ha caído un 70% desde el golpe de Estado, y al envío de remesas, un sector ya golpeado por la recesión de EE UU, el principal destino de los inmigrantes hondureños.
Honduras había mantenido un crecimiento de hasta un 6% entre 2004 y 2007. La crisis ya le había costado un retroceso: sólo creció un 4,2% en 2008. En este año, el mejor de los pronósticos apunta a un retroceso de un 2%. Las secuelas del golpe causarán que la recuperación lleve hasta “cuatro o cinco años”, según apunta la depuesta ministra de Finanzas hondureña, Rebeca Patricia Santos. Por lo pronto, la meta económica del Gobierno de hecho es resistir seis meses sin ayudas exteriores, hasta las elecciones presidenciales programadas para noviembre, un reto que a decir de la ministra de Finanzas de Micheletti, Gabriela Núñez, se antoja “enorme”.
EP-E
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