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lunes, 27 de julio de 2009

Un siglo del primer vuelo sobre el Canal de la Mancha



Hace ahora un siglo, Louis Blériot se convirtió en el primer aviador que unía el Viejo Continente con Reino Unido. La nave, un monoplano sentaría las bases de la aeronáutica moderna.
"La travesía de la Mancha por Blériot ha marchado un giro en la historia de la aviación. Se pasó de los balbuceos del vuelo a una técnica concreta y permanente", explicaba hace unos días Louis Blériot, nieto del aventurero y coordinador de los fastos que este fin de semana han celebrado el centenario.
"Los mandos de los aparatos se hacen siempre bajo el mismo principio: una barra de carga (la barra transversal bajo los pies que ordena el vuelo) y un mango para la inclinación longitudinal y lateral", explicaba.

La formidable epopeya del crío de Cambrai que se convirtió en ingeniero comenzó realmente en 1908, cuando el diario británico 'Daily Mail' ofreció 1.000 libras esterlinas al piloto que abriese una vía aérea entre las dos orillas del canal.
Tres locos de la aviación intentaron la gesta: el conde Charles de Lambert (un aristócrata ruso de origen francés), el británico Hubert Latham y el propio Louis Blériot. Tras haber inventado las luces del coche, el joven industrial galo se había fijado una ambición: concebir una máquina voladora.
Tras las averías del motor, Lambert tiró rápidamente la toalla. Latam, que ya había logrado en 1905 una travesía sobre la Mancha en globo, lo intentó el 19 de julio, pero fracasó a unos kilómetros de las costas.
Blériot —con su espeso bigote, su gorro de aviador y un mono— se lanzó a su gesta el domingo 25 de julio al alba, a bordo del Blériot XI, un monoplano de lona y madera propulsado por un motor de 25 caballos.
Partió a las 04:41 de la aldea de Baraques en Sangatte (de una localización rebautizada Playa Blériot en 1936) y posó su aeroplano a las 05:18 en una pradera, al pie del castillo que domina el puerto de Dover. Había cubierto los 43 km a una media de 65 km/h. Sólo necesitó 37 minutos para entrar en el panteón de los héroes de la aeronáutica, junto a Clément Ader, Santos-Dumont o los hermanos Wright.
Cuando Blériot bajó de su avión en Dover, un aduanero británico, habituado a que los que llegaban del continente lo hicieran por mar, le entregó un papel que todavía conserva su familia y en el que se le identifica como "capitán de barco". Al día siguiente, el Daily Mail titulaba: "England is no longer an island" (Inglaterra ya no es una isla).
Para Latham, en cambio, hizo falta una vida. Su segundo y último intento, el 27 de julio, mientras Blériot era aclamado por 100.000 personas a su llegada a la Estación del Norte de París, se convirtó en un fiasco... a sólo 500 metros de las costas.
Louis Blériot falleció el 1 de agosto de 1936 en París a los 64 años. Su avión, adquirido por el diario Le Matin en agosto de 1909, está expuesto en el Museo de Artes y Oficios de París.
Numerosos actos han recordado este fin de semana, a ambos lados del Canal de la Mancha, la gesta. Entre ellos, este sábado el piloto francés Edmond Salis volvió a repetir la proeza a bordo de un Blériot XI, el mítico avión del aeronauta, construido en 1934. El vuelo aniversario partió desde una pradera en Calais, al norte de Francia, con destino a Dover, en Inglaterra. A Salis le llevó unos 45 minutos, siete minutos más que a Blériot hace un siglo.
EL MUNDO-ESPAÑA

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