Tras 12 años de reformas en el mercado de la electricidad -Ley 54/1997 o Ley del Sector Eléctrico- y un mes después de que formalmente hayan desaparecido las llamadas tarifas integrales para 26 millones de abonados, toca hacer balance. Se puede hacer rápido. Para los 25 millones de usuarios que tienen potencias contratadas inferiores a los 10 kilovatios no ha cambiado nada. Ni reciben ofertas competitivas por parte de empresas dispuestas a disputarse clientes a mordiscos, ni en su mayor parte saben siquiera qué quiere decir eso de que han desaparecido las tarifas "integrales" para dejar paso a las "tarifas de último recurso" (TUR). Parafraseando a Winston Churchill, se podría decir que nunca tantos ignoraron tanto las reformas aprobadas por tan pocos.
Para los clientes que tienen potencias contradas superiores a los 10 kilovatios (1,2 millones, la mayor parte pequeñas empresas) la situación sólo es un poco distinta. Según las grandes comercializadoras, filiales de las grandes distribuidoras Endesa, Iberdrola, Fenosa, Hidrocantábrico..., en ese segmento de clientela, obligada a contratar en el mercado libre si no quieren ver su factura aumentada en un 5% por trimestre, sí se nota movimiento. ¿Cuántos de esos clientes están cambiando de empresa? ¿Cientos de miles, decenas de miles? En el mejor de los casos, miles. Fuentes de dos de las grandes compañías, Iberdrola y Fenosa, aseguran que en las últimas semanas sí están atendiendo clientes con potencias contratadas elevadas (más de 10 kilovatios) que quieren reducir su factura.
Cifras, lo que se dice cifras, sólo las aporta Iberdrola. Según explicó recientemente su presidente, Ignacio Sánchez Galán, y respalda el director de comercialización, Aitor Moso, la compañía está realizando 25.000 nuevos contratos semanales desde mayo-junio. De ellos, alrededor del 30% corresponderían a pequeñas empresas y negocios.
Otras empresas son más cautelosas. Endesa, controlada ya por la italiana Enel, no da cifras. Fuentes de la compañía admiten, no obstante, que de momento "hay poco movimiento" en el mercado. Las razones, obvias. No se ha cumplido un mes de la formal liberalización total del mercado y la tarifa de último recurso (TUR) -aquella en la que pueden permanecer todos los que no quieran negociar precios con las empresas- se decidió en junio.
Admitido el hecho de que el mercado eléctrico liberalizado del mes de julio de 2009 es prácticamente idéntico del mercado no liberalizado de hace un año o dos años, cabe esperar que la situación cambie después del verano. Así lo cree el Ministerio de Industria. Es una idea con fundamento. En un verano muy caluroso, y tras las subidas de la luz de enero (3,5%) y julio (2%), los recibos -ahora mensuales- de julio y agosto pueden animar a cientos de miles de pequeños comercios a explorar ofertas.
Para el usuario de a pie, los estímulos serán menores. Porque las compañías están ofreciendo, en el mejor de los casos, descuentos medios de sólo el 2,5% en el recibo. Rubén Sánchez, de la asociación de consumidores Facua, considera que, tal y como están las cosas, la competencia puede tardar en llegar a los pequeños consumidores. Sencillamente, no compensa mover papeles para ahorrar en torno a un euro al mes en una factura media. "En un estudio realizado el 9 de julio", explica Sánchez, "detectamos que apenas había ofertas para los pequeños consumidores y que las existentes apenas compensan el esfuerzo del cambio".
Desde un observatorio privilegiado como es la Comisión Nacional de la Energía (CNE) se explica que "las ofertas que se están dando no se dirigen al colectivo de los usuarios domésticos". Y más aún, se concluye que las compañías "no han reaccionado a los nuevos precios", ni siquiera en sus acciones hacia el colectivo de los clientes con más potencia contratada.
Según la CNE -La participación de los consumidores y la evolución de los mercados minoristas de electricidad y de gas-, en diciembre de 2008 había 2.114.000 puntos de suministro eléctrico que eran "aprovisionados en el mercado liberalizado a través de comercializador". Un 7,83% del total del mercado que apenas ha crecido en los siete meses transcurridos del ejercicio 2009. El porcentaje, tras más de una década de intentos y planes para animar la competencia, es ciertamente modesto. Aunque menos es nada.
Para los clientes que tienen potencias contradas superiores a los 10 kilovatios (1,2 millones, la mayor parte pequeñas empresas) la situación sólo es un poco distinta. Según las grandes comercializadoras, filiales de las grandes distribuidoras Endesa, Iberdrola, Fenosa, Hidrocantábrico..., en ese segmento de clientela, obligada a contratar en el mercado libre si no quieren ver su factura aumentada en un 5% por trimestre, sí se nota movimiento. ¿Cuántos de esos clientes están cambiando de empresa? ¿Cientos de miles, decenas de miles? En el mejor de los casos, miles. Fuentes de dos de las grandes compañías, Iberdrola y Fenosa, aseguran que en las últimas semanas sí están atendiendo clientes con potencias contratadas elevadas (más de 10 kilovatios) que quieren reducir su factura.
Cifras, lo que se dice cifras, sólo las aporta Iberdrola. Según explicó recientemente su presidente, Ignacio Sánchez Galán, y respalda el director de comercialización, Aitor Moso, la compañía está realizando 25.000 nuevos contratos semanales desde mayo-junio. De ellos, alrededor del 30% corresponderían a pequeñas empresas y negocios.
Otras empresas son más cautelosas. Endesa, controlada ya por la italiana Enel, no da cifras. Fuentes de la compañía admiten, no obstante, que de momento "hay poco movimiento" en el mercado. Las razones, obvias. No se ha cumplido un mes de la formal liberalización total del mercado y la tarifa de último recurso (TUR) -aquella en la que pueden permanecer todos los que no quieran negociar precios con las empresas- se decidió en junio.
Admitido el hecho de que el mercado eléctrico liberalizado del mes de julio de 2009 es prácticamente idéntico del mercado no liberalizado de hace un año o dos años, cabe esperar que la situación cambie después del verano. Así lo cree el Ministerio de Industria. Es una idea con fundamento. En un verano muy caluroso, y tras las subidas de la luz de enero (3,5%) y julio (2%), los recibos -ahora mensuales- de julio y agosto pueden animar a cientos de miles de pequeños comercios a explorar ofertas.
Para el usuario de a pie, los estímulos serán menores. Porque las compañías están ofreciendo, en el mejor de los casos, descuentos medios de sólo el 2,5% en el recibo. Rubén Sánchez, de la asociación de consumidores Facua, considera que, tal y como están las cosas, la competencia puede tardar en llegar a los pequeños consumidores. Sencillamente, no compensa mover papeles para ahorrar en torno a un euro al mes en una factura media. "En un estudio realizado el 9 de julio", explica Sánchez, "detectamos que apenas había ofertas para los pequeños consumidores y que las existentes apenas compensan el esfuerzo del cambio".
Desde un observatorio privilegiado como es la Comisión Nacional de la Energía (CNE) se explica que "las ofertas que se están dando no se dirigen al colectivo de los usuarios domésticos". Y más aún, se concluye que las compañías "no han reaccionado a los nuevos precios", ni siquiera en sus acciones hacia el colectivo de los clientes con más potencia contratada.
Según la CNE -La participación de los consumidores y la evolución de los mercados minoristas de electricidad y de gas-, en diciembre de 2008 había 2.114.000 puntos de suministro eléctrico que eran "aprovisionados en el mercado liberalizado a través de comercializador". Un 7,83% del total del mercado que apenas ha crecido en los siete meses transcurridos del ejercicio 2009. El porcentaje, tras más de una década de intentos y planes para animar la competencia, es ciertamente modesto. Aunque menos es nada.
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