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viernes, 16 de agosto de 2013

La evolución judicial del ‘caso Bárcenas’ amenaza la cohesión del PP

A medida que se estrecha el cerco judicial sobre las finanzas del PP, crece la inquietud en las filas del partido del Gobierno. Las últimas acusaciones de Luis Bárcenas, extesorero encarcelado por corrupción tras descubrirse su fortuna en Suiza, amenazan con fracturar la cohesión de una formación acostumbrada a cerrar filas ante las crisis. Ningún dirigente o exdirigente del PP que ha pasado por la Audiencia Nacional citado por el caso Bárcenas ha logrado hasta ahora desmentir con datos oficiales y comprobables las denuncias sobre financiación ilegal del extesorero. La secretaria general, María Dolores de Cospedal, y los ex secretarios generales Francisco Álvarez-Cascos y Javier Arenas, se han limitado a negar que existiera una contabilidad b en el partido y a declarar que el capítulo de donaciones no era asunto suyo, sino de los dos tesoreros que tuvo el partido entre 1990 y 2008.
Este escándalo, el más grave que ha sufrido el PP en su historia, ha exacerbado el enfrentamiento de dos sectores. De un lado está el grupo de fieles de Cospedal; y por otro, la órbita de Javier Arenas, vicesecretario de Política Local y Autonómica y veterano hombre fuerte en el partido. Ambos se sienten apoyados por Mariano Rajoy, cuya continuidad al frente del partido nadie cuestiona de momento. El futuro del PP pasa por la decisión que adopte el presidente en las próximas semanas para salir del escándalo judicial y político en el que están involucrados por culpa de los manejos de Bárcenas. Muchos dirigentes esperan una renovación inminente, pero no hay acuerdo respecto al alcance que deben tener esos cambios.
El último episodio judicial del caso ha alentado aún más las tensiones internas. Cospedal declaró al juez que ella no participó en la decisión que adoptó su partido en abril de 2010, cuando ya era número dos de la formación, de dar un trato privilegiado a Bárcenas, imputado por corrupción. Sus respuestas al juez apuntando a Rajoy y a Arenas como autores intelectuales de la protección especial dada a un corrupto ha desconcertado a muchos dirigentes y ha resucitado el clima de fractura.

“No tenía otra alternativa”, señalan fuentes del entorno de la secretaria general. “Ella lo único que hizo ante el juez fue contar la verdad de lo ocurrido. Ha sido valiente”. Lo hizo un día después de que Arenas contara a Ruz una reunión con Bárcenas en la que Cospedal no estuvo y donde se acordó la situación en la que quedaría el extesorero en Génova. Esta versión deja en mal lugar a Javier Arenas, quien supuestamente influyó decisivamente en Rajoy para que mantuviera a Bárcenas con el mayor sueldo del partido. Con esa estrategia, se pretendía evitar que el extesorero tuviera la tentación de revelar secretos financieros que podrían hacer un daño irreparable al partido.
Entre los dirigentes populares próximos a Arenas, la interpretación es distinta. “La declaración de Cospedal ha sido inesperada y muy desafortunada, por apuntar a Javier Arenas pero, sobre todo, al propio presidente. Y además, ha sido muy poco elegante desde el punto de vista político el intento de quitarse de en medio, lo que generará desconfianza y lío. Tendrá consecuencias, al menos en el clima interno del partido”, razona un alto cargo de la formación.
“¿Qué necesidad había de acusar a otros en el tema del finiquito si Cascos y Arenas no habían involucrado a nadie en su declaración ante el juez?”, se pregunta el entorno del veterano hombre fuerte del partido. “El clima está ya muy enrarecido y lo volverá a estar. Habrá distanciamientos. Hay una parte del partido que está cansada, y esto le va a generar problemas internos”.
El testimonio de Cospedal fue “muy desafortunado”, dicen cercanos a Arenas
Los dirigentes que defienden una renovación más radical para frenar el deterioro de imagen creen que Cospedal no puede seguir como secretaria general: “Alguien que no defiende las decisiones de la dirección de la que forma parte no puede ejercer como jefa del partido”, señalan.
Cargos que se consideran neutrales en esta pugna creen que el último episodio solo ha servido para sacar a la superficie el pulso que mantienen Arenas y Cospedal desde hace tres años. Estos cargos recuerdan que mientras la secretaria general trabajaba para expulsar a Bárcenas del partido, Arenas defendía que había que llevarse bien con él.
“No creo que haya querido atacar al presidente”, señala un alto cargo
“No creo que haya querido atacar al presidente”, señala un alto cargo del Gobierno en alusión a la declaración de Cospedal. “Simplemente, se ve obligada a justificarse porque cuando ocurrieron los hechos ella era la jefa de Arenas como secretaria general y tiene que sacar a Rajoy como autoridad máxima para hilar un relato creíble de lo ocurrido. No se opuso en su día al finiquito de Bárcenas porque Arenas y el presidente estaban gestionando el caso. Y entendía que si lo aprobaba Rajoy, ella no tenía por qué intervenir”.
En esta batalla interna por el poder abierta a raíz del caso Bárcenas la mayoría de líderes territoriales no acaba de posicionarse con claridad. Cospedal defiende su territorio de poder y tratará de impulsar una operación limpieza para sacar de la dirección a las personas contaminadas por su relación con Bárcenas, como Javier Arenas.

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