El último asalto en la batalla legal que libran Apple y Samsung por
el control del mercado de los dispositivos móviles se resolvió este
viernes a favor del fabricante del iPhone, aunque la victoria es
parcial. La agencia que regula el comercio exterior en EE UU consideró
que la firma surcoreana violó parte de las patentes tecnológicas de su
rival, por lo que procede a prohibir la importación y la venta de los
dispositivos electrónicos que no respetan los derechos. Pero solo da la
razón a Apple en dos de las seis patentes en cuestión. La lista de
productos prohibidos no se hizo pública aún.
La Comisión de Comercio Internacional (ITC, en sus siglas en inglés)
ha considerado probado que algunos dispositivos de Samsung vulneran la
llamada patente Steve Jobs, en referencia al fallecido fundador
de la compañía estadounidense. Esa patente cubre la tecnología pionera
en las pantallas táctiles de los móviles, que permitió ligar funciones
del teléfono a gestos de los dedos. Un hallazgo que dio una considerable
ventaja a Apple en el arranque de la competencia entre teléfonos
inteligentes. La ITC también cree que se vulneran patentes de Apple en
el punto de conexión de los auriculares de dispositivos móviles.
La decisión de la ITC llega con una semana de retraso. Su fallo se
aplazó ocho días a la espera de conocer la opinión de la Casa Blanca
respecto a una decisión anterior, de junio pasado,
en la que se dio la razón a Samsung y, por consiguiente, procedió a
prohibir la venta en EE UU de viejos modelos del iPhone y del iPad.
La Administración que preside Barack Obama decidió el sábado pasado vetarla,
alegando cuestiones de competencia, innovación y de consumo. Washington
se opone a prohibiciones que afectan a patentes que se convierten en un
estándar para la industria. A raíz de este posicionamiento favorable a
Apple, Seúl pidió que el caso pendiente en la ITC se razonara debidamente.
En EE UU hay dos vías para defender las patentes. Se puede acudir a
los tribunales para buscar una compensación financiera, un proceso
costoso y largo, o recurrir a la ITC para que se bloquee la venta de
unos productos. Estas batallas legales, en todo caso, afectan a
productos que son generalmente versiones viejas, por lo que el impacto
para la empresa y el consumidor es menor.
El último fallo es producto de una demanda presentada por Apple en la
ITC, en respuesta a la de Samsung. El dictamen preliminar dio la razón
en octubre a la sociedad de Cupertino. También pasó en el caso
precedente, que al final se resolvió a favor de Seúl y que luego exoneró
Obama. Antes del fallo, los analistas consideraban un nuevo veto de
Washington poco probable, porque la vulneración de patentes analizada se
produce en dispositivos antiguos, no en las nuevas generaciones de
productos Samsung.
La guerra de las patentes la inició Apple contra Samsung en abril de
2011. Se acusan en una docena de casos de copiarse la tecnología que
hace funcionar sus dispositivos electrónicos, así como sus programas y
diseños. Lo que esperan los analistas es que decisiones como las de
Obama fuercen a las firmas envueltas en litigios similares, grandes o
pequeñas, a negociar una solución.
Es lo que se esperaba antes de que hace justo un año un jurado en
California considerara que Samsung violó las patentes de Apple y
exigiera una compensación de 1.050 millones de dólares. La reprimenda
fue rebajada a la mitad, por errores al determinar la compensación, y se
levantó una prohibición que afectaba a ocho modelos. El caso está en
proceso de apelación.
En EE UU hay otro asunto pendiente en los tribunales, que tiene su
origen en una demanda presentada por Apple en febrero del año pasado.
Samsung no tardó en responder con otra similar. En esta, los dos
fabricantes buscan que el veredicto final cubra a todas las generaciones
de dispositivos móviles, también los que salen nuevos al mercado. El
juicio se espera para marzo de 2014.
Por otro lado, los abogados de Apple tenían previsto reunirse este
viernes con los responsables del Departamento de Justicia de EE UU para
tratar las consecuencias de la última decisión judicial, en la que la
compañía fue considerada culpable de pactar con los grandes editores el
precio de los libros electrónicos que se venden el iBookstore.
Washington quiere que ponga fin a ese modelo.
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