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sábado, 10 de agosto de 2013

'Comer todos los días un bocadillo de foie-gras también es malnutrición'

El informe del Defensor del Pueblo en Cataluña sobre desnutrición infantil no ha pillado por sorpresa a los pediatras, que hace algunos meses que están pendientes de los efectos que la crisis económica empieza a reflejar en sus consultas. Malnutrición, insisten los especialistas, puede ser un déficit de nutrientes, pero también una mala alimentación.
El Síndic de Greuges alertaba en su informe de que 50.000 niños en Cataluña sufren privaciones alimentarias, de los cuales 751 menores de 16 años entraban en la categoría de desnutrición. Un tema que no tardó en saltar a la arena política como arma arrojadiza.
Lejos de los focos, los pediatras admiten que hace meses que vigilan la situación con cierta preocupación y defienden el papel del pediatra de Atención Primaria para conocer de primera mano los problemas que afrontan las familias de sus niños en plena crisis económica.
"El Síndic se ha puesto en contacto con nosotros y en cuanto sea posible vamos a mantener una reunión", confirma a ELMUNDO.es el doctor Fernando Moraga, presidente de la Sociedad Catalana de Pediatría.
Moraga admite que hace ya más de un año que en las consultas de Pediatría se vienen detectando algunos déficits de vitaminas, como la vitamina D, "que está provocando algunos casos de raquitismo -sobre todo en población inmigrante- que hace años que no veíamos", admite.
Aunque el tema de la desnutrición se ha interpretado únicamente desde el punto de vista de una carencia de alimentos, Moraga recuerda que este problema puede surgir también por falta de una alimentación variada y equilibrada. Una idea en la que coincide su colega Dolors Canadell, coordinadora del Grupo de Inmigración de la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (AEPap). "Comer todos los días un bocadillo de foie-gras también es una alimentación incorrecta, aunque el niño no pierda peso".
Canadell aclara, eso sí, que las cifras de desnutrición del Defensor del Pueblo catalán están sacadas de los códigos que utilizan los pediatras en la historia clínica para codificar un diagnóstico de malnutrición. "Y esa desnutrición puede estar causada por un déficit de alimentos o por trastornos metabólicos, enfermedades como la anorexia que también provocan desnutrición". De hecho, a diferencia de su colega, Canadell considera que en España no hay aún casos clínicos de desnutrición en las consultas por falta de alimentos.
Lo que sí es cierto, admite, es que los pediatras ven cada día a más familias que viven en malas condiciones, lo que repercute en la salud de los más pequeños. "Tener que irse a vivir con los abuelos, perder la vivienda, separaciones o una dieta inadecuada en las familias con pocos recursos...", pone como ejemplos. "En familias con casos de depresión, no siempre hay ganas de cocinar y esto también afecta a la alimentación de los niños", advierte; "no es sólo lo que comen, sino cómo lo comen".
"El informe del Síndic -prosigue Canadell- no es sólo el titular, es una llamada de atención, una alerta a los gobiernos para que no se reduzcan las ayudas a la población más vulnerable". A juicio de Moraga, los niños tienen derecho a una alimentación equilibrada "y con cualquier recorte en sanidad hay que ser muy escrupuloso".
Las carencias alimenticias en la infancia pueden llegar a provocar problemas neurológicos o retraso en el desarrollo psicomotor de los menores de un año, mientras que en niños mayores, añade Moraga, los déficits nutricionales pueden repercutir en un peor estado inmunitario, más infecciones, diarreas o incluso un menor rendimiento académico.

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