"¡Estoy de vacaciones!". Ésta es una de las frases más pronunciadas
por los pequeños cuando sus padres les dicen que ya es hora de irse a la
cama. Con esta queja, los niños reclaman más diversión y menos dormir.
No quieren acostarse, desearían estar despiertos las 24 horas del día.
Muchos padres se preguntan por qué duermen menos sus hijos en verano y
se desesperan porque no consiguen que concilien el sueño. Meterles en la
cama en vacaciones se convierte en una batalla campal en algunas
familias.
El doctor Eduard Estivill, pediatra y director de la Clínica del
Sueño Estivill, explica alguno de los factores que modifican la rutina
nocturna: "El cuerpo se calienta alrededor de medio grado para poder
dormir y posteriormente se vuelve a enfriar (esa misma cifra) al
despertar. Si la temperatura externa es demasiado alta, como ocurre en
verano, cuesta más dormir. Además, los niños descansan peor, se
despiertan más veces y tienen un sueño más superficial." A los padres
que se preocupan porque sus hijos se acuestan más tarde, Estivill les
explica que "eso no causa un trastorno del sueño, siempre y cuando luego
duerman las horas recomendadas. Para ello se debe crear un horario
regular ajustado a la mayor cantidad de luz en verano".
"Los niños pequeños se mueven por el impulso de energía que reciben",
explica José Manuel Suárez Sandomingo, pedagogo y presidente de la
Asociación de pedagogos en Galicia. En verano se realizan más
actividades deportivas y, sobre todo, al aire libre. Esto crea en ellos
un aumento de excitación, lo que dificulta el proceso del sueño.
Consejos a la hora de acostarse
En verano son muy comunes los despertares nocturnos debido a la
sudoración y al exceso de calor, aclara Estivill. Para estos problemas
aporta una serie de consejos que garantizan una buena higiene del sueño.
Aconseja, por ejemplo, tener una rutina de horarios de la cena y unas
condiciones adecuadas en la habitación donde el niño duerme (sin luz,
sin ruido y con una temperatura entre los 23ºC y 24 ºC durante todo el
año). Los malos hábitos, aun siendo temporales, podrían desencadenar
trastornos del sueño crónico, un problema que afecta a un 30% de la
población infantil, según un estudio de la Asociación Española del
Sueño.
Para que los niños duerman las horas suficientes, los padres deben intentar que sus hijos se vayan a la cama a la misma hora que el resto del año, también en vacaciones, aconseja el pedagogo Suárez Sandomingo.
Los más pequeños suelen presentar alteraciones de sueño por causas
psicológicas (miedo a la oscuridad, a los monstruos, temores...). "Para
combatirlas, se deben mantener algunas costumbres, como leer un cuento,
hablar un rato con ellos, dejar una luz tenue...", añade este último
experto.
Combatan el 'síndrome' postvacacional
¿Durará unos días o será para siempre? Pregunta que se formulan los
padres cuando comienzan las irregularidades del sueño. Los niños, al
igual que los adultos, experimentan el 'síndrome' postvacacional cuando
se terminan los días de descanso y la rutina comienza.
Se debe evitar esta sensación de anhelo por los días de descanso e
intentar volver a la normalidad. El problema aparece cuando su hijo se
ha acostumbrado al horario de las vacaciones y empiezan, de nuevo, los
problemas para dormir. Las señales de advertencia para saber si se trata
de un trastorno o simplemente de un síndrome 'postvacacional' varían
según el niño, pero suelen ser comunes. Suárez Sandomingo aclara que un indicador durante unos días no implica un trastorno. Deben haber transcurrido por lo menos seis meses con los mismos síntomas. Si pasase ese tiempo, aconseja acudir al médico.
Además, recomienda no desajustar nunca los horarios, sea la estación
que sea. Se puede permitir que los niños se acuesten entre 30 minutos o
una hora más tarde en las vacaciones, ya que no es un cambio radical. Si
se permite total libertad de actuación, la vuelta a la rutina será más
complicada. 'Reprogramar' a los pequeños es un tema educativo muy
costoso, por lo que aconseja que los cambios en la estación de verano se
vayan realizando progresivamente, pero que varíen en la menor medida
posible. Si esto se cumple, la vuelta al colegio será más sencilla y sólo se necesitarán diez días previos para retomar las rutinas, siempre y cuando se hayan seguido las pautas correctas.
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