¿Quién ordenó espiar a Alicia Sánchez Camacho? La pregunta del millón
está cada vez más cerca de tener una respuesta certera. Tras un intenso
debate jurídico que ha cruzado el puente aéreo, la fiscalía ha
concluido que quiere llegar hasta el final y averiguar quién encargó
grabar, con micrófono oculto, un almuerzo que la líder del PP en
Cataluña mantuvo con la exnovia de Jordi Pujol Ferrusola, Victoria
Álvarez, en el restaurante La Camarga de Barcelona en julio de 2010.
El fiscal general del Estado, Eduardo Torres-Dulce, ha dado el visto bueno al informe de los fiscales anticorrupción Emilio Sánchez y Fernando Bermejo, que pidieron seguir adelante con las pesquisas
pese a que Camacho se apartó de la causa. Hace casi dos semanas, la
diputada llegó a un pacto con Método 3, la agencia de detectives que
grabó la comida por encargo de un tercero cuya identidad, por ahora, no
ha trascendido. Camacho retiró la demanda por injurias y calumnias a cambio de 80.000 euros y de que la agencia aceptara su responsabilidad. Pero también se apartó como acusación particular en la causa penal abierta para dirimir el presunto caso de espionaje.
La decisión de la popular despertó las críticas de la oposición —que la acusó de urdir un “pacto de silencio”—
y puso en un brete la investigación, que por ahora sigue abierta con la
imputación de responsables y extrabajadores de Método 3. El delito de
revelación de secretos es semipúblico y el “perdón del ofendido” (que
Camacho otorgó) extingue, en principio, la responsabilidad penal. Pero
hay excepciones. Por ejemplo, si el caso afecta al “interés general”.
Los fiscales anticorrupción opinaron que sí, dado que Camacho es, además
de diputada, senadora y miembro, por tanto, de una alta institución del
Estado.
La tesis de Sánchez Ulled y Bermejo se ha impuesto finalmente gracias
al plácet de Torres-Dulce, que la ve “ajustada a derecho”. Los fiscales
presentarán hoy su informe a la juez. Según fuentes judiciales, hay
altas probabilidades de que esta decida seguir adelante con las
pesquisas para llegar hasta el final. Y el final de la historia no anda
muy lejos: la Policía dispone ya de una hipótesis sólida sobre quién
encargó el espionaje político y han remitido un avance de su informe a
la fiscalía, que a su vez ha solicitado una aclaración de ese escrito,
según las mismas fuentes. El caso sigue bajo secreto de sumario.
La renuncia de Camacho a conocer quién ordenó espiarla, pues, no
servirá para ocultar ese dato. En febrero, cuando salió a la luz que la
conversación de la líder popular y Victoria Álvarez había sido grabada
de forma ilegal, El Mundo apuntó al exsecretario de
Organización del PSC, José Zaragoza, como la persona que encargó el
trabajo. Tras ser detenidos, sin embargo, los detectives de Método 3
-con su jefe, Paco Marco, a la cabeza- subrayaron que personas del PP e
incluso la propia Camacho estaban al corriente de todo. En los últimos días, han circulado por las redes sociales fragmentos comprometedores de la cinta.
Los últimos sondeos electorales vaticinan la victoria de ERC en
detrimento de CiU y la caída porcentual tanto del PSC y del PP.
Ciutadans es uno de los que más se beneficiaría de ese desplome y, ayer,
Albert Rivera, líder de la formación, presumió de que en la última
encuesta del Centro de Estudios de Opinión (CEO) casi están empatados
con los populares y los ecosocialistas. En un almuerzo en el Fórum Europa,
Rivera subrayó que están a dos puntos de convertirse en tercera fuerza e
invitó a populares, socialistas y a convergentes contrarios al
soberanismo a respaldar su propuesta.
Ciutadans quiere aprovecharse tanto del desgaste que está sufriendo
el PP como la languidez de los socialistas. “No nos conviene que al PSC
le vaya mal y el PP se debe centrar”, afirmó. Su política económica se
basa en no subir impuestos y en teoría y sobre el papel no dista mucho
de la del PP. Entre otras cosas, planteó que los 300 millones que la
Generalitat prevé recaudar con el impuesto de sucesiones sirvan para
rebajar el tramo del IRPF autonómico para aliviar a las clases medias.
Rivera afeó al Gobierno de Rajoy su aparente pasividad en el proceso
soberanista y recordó que el último pueblo catalán de la frontera con
Francia sigue siendo España. “Somos igual de españoles los que vivimos
en Barcelona como los que viven en el Paseo dela Castellana”, zanjó.
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