Desde mayo los ejemplares de cabra montés que habitan en las cumbres
del Parque Nacional del Guadarrama se pueden topar con miembros de la
Federación Madrileña de Caza armados con arco. La Comunidad de Madrid ha
llegado a un acuerdo con la asociación deportiva para controlar una
población, que carece de depredadores y que se ha multiplicado hasta
llegar a los 3.000 ejemplares. De momento, los diez arqueros autorizados
han cazado 50 bóvidos.
Ecologistas en Acción está de acuerdo en que existe un problema pero
no en la forma de resolverlo. Denuncian que el sistema esta hecho a
medida para legalizar la caza de la cabra durante todo el año, sin
respetar siquiera la época de cría o las hembras preñadas.
El plan puesto en marcha por la Consejería de Medio Ambiente es
reducir en cinco años la población de los rumiantes a la mitad. Cifra
que los técnicos calculan es la adecuada para vivir en el espacio que
ocupan en la actualidad, en zonas altas de la Pedriza, sin contraer
enfermedades como la sarna, brucelosis, tuberculosis o lengua azul y sin
esquilmar la flora de la que se alimentan.
Se prevé la captura de 361 cabras por año, que se incrementará en 151
ejemplares cada periodo por los nuevos nacimientos. La mitad de los
bóvidos se apresarán vivos en jaulas-trampa, un sistema implementado en
2010, pero que no ha sido suficiente. Estos se trasladan a la reserva
cinegética de Sonsaz propiedad del Gobierno regional.
Los ecologistas consideran que la Consejería de Medio Ambiente ha
actuado de forma ilegal, porque cuando se inició la caza con arco el
periodo hábil de caza ya había finalizado. La organización añade que
este método no se permite en la captura de la cabra y menos en un parque
nacional, donde esta actividad esta prohibida. La Consejería responde
que no se trata de caza "sino de control de población", por lo que "no
se aplica la legislación que rige este deporte y solo se pueden abatir
hembras y machos jóvenes, piezas sin valor cinegético”.
Las cabras desaparecieron de las cumbres madrileñas a finales de los
años ochenta de las cumbres madrileñas. Entre 1989 y 1992 se
reintrodujeron 67 ejemplares en el parque regional de la Cuenca Alta del
Manzanares, que se han multiplicado.
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