El gorila albino Copito de Nieve ('Floquet de Neu', en catalán) fue
un fenómeno de masas durante los 37 años que vivió en el zoo de
Barcelona. Sin duda ayudó y mucho a sensibilizar a la sociedad española
de los años 70 (llegó a la Ciudad Condal en 1966) sobre los problemas
que amenazan a los gorilas. Pero su gran atractivo no le vino por su
naturaleza de gorila, sino por el color blanco de su pelaje. De hecho,
eso fue lo que le salvó la vida cuando un agricultor guineano Benito
Mandyé organizó una batida para acabar con los gorilas que dañaban sus
cultivos. Las escopetas mataron a toda la manada de Copito,
pero cuando el agricultor se acercó a una de las hembras abatidas
descubrió en sus brazos una cría de gorila blanco como la nieve. Aún
estaba viva. Pensó que aquel espécimen le resultaría interesante al
'blanco bueno', como era conocido en la zona el psicobiólogo de la
Universidad de Barcelona Jordi Sabater Pi.
Y así fue. Pocos meses después Copito de Nieve -nombre que nunca gustó a
Sabater Pi, que defendía que se llamara como lo habían bautizado en su
tierra natal: 'Nfumu ngui' (gorila blanco)- aterrizaba en el zoo de
Barcelona.
Ahora, 10 años después de su muerte por un cáncer de piel, un grupo
de investigadores del Instituto de Biología Evolutiva de Barcelona, un
centro mixto de la Universidad Pompeu Fabra y el CSIC, han descifrado el
genoma, la información genética completa, de aquel gorila albino que
dio la vuelta al mundo y ocupó la portada de un número de 'National
Geographic'. El trabajo no supone la primera secuencia de ADN de un gorila, algo que ya se logró en 2012, pero sí aporta importantes claves sobre las causas genéticas del albinismo.
Las claves genéticas del albinismo
El estudio, que publicará la revista 'BMC Genomics' en los próximos
días y que ha sido presentado en el zoo de Barcelona, ha localizado la
variante del único gen causante del albinismo, que produce esta enfermedad que afecta a la pigmentación de distintos animales como el ratón, el caballo o el tigre.
Además, los investigadores han logrado, a través del análisis
genético, averiguar de qué modo se transmitió esta enfermedad que, al
ser recesiva, deben portar en sus genes ambos progenitores. "Hemos
encontrado un 12% de consanguinidad, lo que indica que sus padres tenían un grado muy elevado de parentesco.
Sólo caben tres posibilidades: que fuera un abuelo con su nieta, un tío
con su sobrina o dos medio hermanos", explica a ELMUNDO.es Tomás
Marqués Bonet, investigador Icrea en el Instituto de Biología Evolutiva y
coautor del estudio. "Pero el análisis de la distribución de los
fragmentos de ADN de esa consanguinidad, lo que llamamos el número de
recombinaciones, indica que lo más probable es que su progenitores
fueran tío y sobrina", asegura.
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