La dirección nacional del PP y el Gobierno de Mariano Rajoy han rehuido por segundo año consecutivo el balcón del Ayuntamiento de Valencia.
Los políticos populares, que en otras épocas se asomaron en busca del
calor popular, lo rehúyen en sus horas más bajas. Acuciados por los
casos de corrupción, los recortes y las deudas, los políticos se
esconden de espacios tan abiertos. Y han dejado sola a la alcaldesa de
Valencia, Rita Barberá, que, en su peor momento político por el escándalo de los contratos de Valencia Summit, ha optado por no soliviantar los ánimos.
El balcón es un punto caliente incómodo, epicentro de las protestas
sociales. A su sombra se han manifestado estas fiestas los funcionarios
municipales, el colectivo Intifalla, identificables por su pancarta de sobres, los dependientes, los autónomos y los trabajadores de Ràdio Televisió Valenciana (RTVV) a causa del ERE. Los políticos han convertido esta atalaya en símbolo de poder y a él acude hoy la gente a protestar por su gestión.

En 2010, la vicepresidenta del Gobierno, la socialista María Teresa
Fernández de la Vega, soportó en el balcón una pitada sin altavoces ni
música potente que lo disimulase. Las visitas se gestionan con
discreción y el espacio bajo el balcón se ha vaciado además de gente por
el perímetro de seguridad para la mascletà. Una vez terminada la disparà,
el público rellena este espacio y llegan las protestas. Los altavoces
han continuado sonando a todo volumen antes y después de los disparos
para aplacar los gritos de las protestas. Barberá tampoco se ha dejado
ver a pie de calle y políticos del Consell han evitado la ruta fallera
de otros años.
El presidente de la Generalitat, Alberto Fabra, ha repetido varias
veces estas fiestas en el balcón, de hecho, ha sido la autoridad con más
rango. Él y medio Consell han arropado a la alcaldesa de Valencia, tan
acostumbrada en otras épocas a rodearse de presidentes y expresidentes
de Gobierno.
La regidora alegó en 2012 que no habría invitados de Madrid en Sant
Josep, día grande de la fiesta, porque todos estaban en Cádiz en el 200º
aniversario de la Constitución de 1812. Este año no ha habido ni
excusas, sencillamente no se ha hablado del tema.
Nadie ha venido del Gobierno español, con la única excepción del
ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo. Ni el
vicesecretario del PP, el valenciano Esteban González Pons, ni la
vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz Santamaría, ni la secretaria
general del PP, María Dolores de Cospedal han acompañado a Barberá. Por
contra, la regidora ha contado con el presidente del Tribunal
Constitucional, Pascual Sala, la portavoz socialista en el Congreso,
Soraya Rodríguez, y medio Gobierno valenciano.
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