Un megacomplejo de casinos se ha convertido en la gran esperanza económica del PP de Madrid. Para atraer a Eurovegas, sus dirigentes se han mostrado dispuestos a tumbar cualquier ley que incomode al magnate Sheldon Adelson. Se escudan en los futuros puestos de trabajo. Los opositores denuncian el «retroceso» y la pérdida de derechos.
Como si
nada hubiese ocurrido. Como si la burbuja inmobiliaria y la crisis, la
cultura del pelotazo y sus consecuencias nunca hubiesen existido. Como
si grandes obras públicas que prometían el maná del progreso no se
hubiesen terminado convirtiendo en un agujero negro por donde se
esfumaron los fondos públicos. Así reaccionan los responsables del PP en
Madrid cuando se les pregunta sobre Eurovegas, el macroproyecto de
casinos y hoteles que, si nada lo impide, colocará su primera piedra en
Alcorcón a finales de año. Una mastodóntica iniciativa, a imagen y
semejanza de Las Vegas, que está promovida por el magnate Sheldon
Adelson. Los dirigentes de la derecha madrileña se han jugado todo a una
carta y defienden el proyecto como un salvavidas para la maltrecha
economía del Estado español. Por eso, están dispuestos a moldear
cualquier normativa que incomode al acaudalado norteamericano. Una de
las cuestiones más comentadas es saltarse la ley antitabaco para
permitir fumar en el interior de las salas de juego. Solo un detalle.
Como denuncian las plataformas que se oponen al proyecto, Eurovegas
podría convertirse en un «islote fiscal» donde desaparecería cualquier
control de Hacienda y que atraería todo tipo de negocios oscuros. Al PP
le han salido detractores hasta entre sus tradicionales aliados: el
obispo de Getafe llegó a alertar sobre la «podredumbre» de un local
dedicado al juego.
El proyecto de una gran zona de casinos en el
Estado español lleva dando vueltas durante cerca de siete años. Las
Vegas Sands, que es como se llama la empresa de Adelson, ya funciona en
la ciudad matriz, en Macao (China) y en Singapur. Se presenta como
promotor de convenciones y, en el último punto de la lista de
atractivos, ofrece el juego. Claro que hay que reconocer que no se
conoce a los grandes complejos de la ciudad de Nevada por sus encuentros
de física cuántica.
La propaganda corporativa promete beneficios
infinitos: más de 260.000 empleos; 30.000 millones de euros en
producción económica; 11 millones de nuevos turistas que, según los
cálculos de la compañía, «gastarán un 150% más que la media sin incluir
su gasto en juego». Suena al cuento de la lechera pero, al menos, al
Gobierno de Ignacio González le ha convencido.
La información
sobre Eurovegas se distribuye con cuentagotas desde que, en diciembre,
se anunciase que se levantará en Alcorcón. Se conoce su ubicación, 750
hectáreas en el exterior de esta localidad de Madrid. Se sabe que habrán
leyes especiales, como una rebaja del tipo impositivo sobre el juego,
que pasará del 40% al 10%. Y poco más. En el Ayuntamiento indican que no
tienen más datos que los que anunció el presidente de la Comunidad
madrileña. En la empresa, que esperan a la licitación. Y en el gabinete
de González, que cuentan con tener el concurso público legalizado para
setiembre.
Ese es, precisamente, el primer regalo normativo del
Gobierno de Madrid. Entonces aprobó los denominados «centros integrados
de desarrollo», un planteamiento hecho a la medida de Adelson. Se trata,
casualmente, de ofrecer ventajas fiscales a quienes promuevan
megacomplejos como el de Eurovegas. Entre las exigencias del magnate
están las exenciones fiscales, la modificación del Estatuto de los
Trabajadores (para empleos más precarios), cambios en la Ley de
Extranjería, libertad total de horarios y hasta permitir que los
ludópatas puedan jugar. Toda una lista de condiciones que convierten a
Adelson en un George Marshall que, a cambio de sus millones, ha logrado
que las normativas se conviertan en algo hipotético.
Frente a la
imagen idílica que proyectan González o David Pérez (PP), los
opositores, unidos en torno a «Eurovegas no», enumeran una larga lista
de contraindicaciones. Desde el impacto ambiental (parte de los terrenos
corresponden a una zona no urbanizable) hasta el modelo productivo,
pasando por la precariedad de los futuros empleos. «Eurovegas será una
isla fiscal, basada en el blanqueo de capitales y en los negocios
turbios», afirma Sol Sánchez, miembro de la plataforma, que denuncia la
«opacidad» del megacomplejo. Ya han convocado diversas marchas y han
interpuesto recursos, tanto por el impacto ambiental como por violar
leyes de competencia o fiscales.
La respuesta del Ayuntamiento
Desde
el Ayuntamiento de Alcorcón responden con soberbia. «A las
manifestaciones van treinta, así que mucha oposición no hay», dicen. La
estrategia comunicativa es la misma de siempre: Eurovegas es «progreso».
¿Quién iba a estar en contra del progreso? Sobre todo, con los altos
índices de paro. «Esto es una empresa que cotiza en bolsa. Las críticas
solo buscan hacer ruido. Tal y como estamos, no se comprende que no se
apoye», repiten.
El número de empleos que generará es el
argumento de peso que esgrimen tanto la empresa como el PP. En total,
hablan de 260.000 puestos. Aunque esto tiene trampa. No quiere decir que
todas estas personas vayan a desarrollar su labor al mismo tiempo sino
que, tal y como reconocen en el Ayuntamiento, es la cifra que se calcula
en todo el proceso, desde que se coloque la primera piedra hasta 2028.
La situación de desesperación en un Estado desangrado por el paro se ha
convertido en razón de peso.
De hecho, el Consistorio ha recibido
más de 9.000 currículos desde que se hizo público el emplazamiento. ¿A
dónde van todas esas solicitudes? En realidad, a un archivador que no
garantiza nada. Se ha habilitado una bolsa de trabajo para los
residentes y una dirección de correo electrónico para los foráneos. Si
se licitan las obras, será la empresa constructora quien aporte los
trabajadores. Y cuando las ruletas estén girando, será Adelson el que se
seleccione los crupiers.
«Yo creo que será positivo, traerá
trabajo», afirma Jesús Navarro, arquitecto de Alcorcón. No le preocupa
el blanqueo de dinero; cree que se hace de todos modos. El argumento
laboral pesa sobre cualquier otro. Incluso las sospechas de que el
megacomplejo incrementará negocios como la prostitución o el tráfico de
drogas. «¿Más drogas? No creo. Ya hay muchas», comentan en uno de los
bares junto a la estación de cercanías. «La prostitución siempre ha
existido», justifica Jesús de la Morena. La empresa, por su parte, elude
las críticas y no realiza declaraciones. Sol Sánchez incide en su
denuncia: «Esto es la marca España. Volvemos a los años 60. Nos
encontramos ante un retroceso social, cultural y de derechos laborales».
Sionista y con demandas allá por donde pasa
El
promotor de Eurovegas nació en Boston en 1933 y ahora está considerado
como uno de los hombres más ricos de Estados Unidos. Un magnate con una
fortuna estimada en 24.000 millones de dólares y con vinculaciones con
la derecha norteamericana y el sionismo que acumula también denuncias
por malas prácticas por supuestas tramas de prostitución e
inclumplimiento de la normativa laboral, impagos incluidos. Además, se
le acusa de sobornar a empleados públicos de lugares como Singapur,
donde dispone de un casino.
Durante las pasadas elecciones
presidenciales en EEUU, Adelson fue uno de los principales donantes del
Partido Republicano. También ha distribuido fondos a la organización
Birthright Israel, lobby sionista que opera en Norteamérica. Su leyenda
negra incluye redadas contra la prostitución en locales de China y
Singapur. Incluso antiguos colaboradores le señalan como máximo
responsable de algunas de estas tramas.
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