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miércoles, 23 de enero de 2013

Un condenado por atropellar, robar y tirar el cuerpo elude la cárcel

Diego J. Fernández atropelló en 2008 mortalmente a Ramón Cuaresma, un vecino de Calañas (Huelva) de 32 años con discapacidad física y psíquica. Después metió el cadáver en el maletero de su coche y lo abandonó en un descampado próximo al municipio. Le robó la cartera y utilizó su tarjeta de crédito en una gasolinera, donde gastó 77 euros en repostar y lavar el vehículo. El cuerpo sin vida de Cuaresma fue hallado dos días después en un descampado. Diego J. Fernández no irá a la cárcel por este suceso porque la Fiscalía onubense, la defensa y la acusación particular han llegado a un acuerdo de conformidad que supone una condena de dos años de prisión por homicidio por imprudencia grave. Al no tener antecedentes penales, el condenado no verá la prisión.
En un primer momento se barajó que Cuaresma pudo haberse caído y haber tenido una muerte accidental. Pero la investigación llevó hasta Diego J. Fernández porque había numerosas huellas en la zona de los hechos que coincidían con las del acusado y restos de sangre en el maletero del coche.
El acusado reconoció este martes todos los hechos y solo tendrá que abonar una multa de 730 euros por una falta de estafa cometida al usar de forma fraudulenta la tarjeta de crédito de la víctima y reponer la cantidad que gastó en la gasolinera. También se verá privado del coche y del permiso de conducir durante dos años. La aseguradora Mapfre ha indemnizado a la familia de la víctima con 100.000 euros.
La Fiscalía le acusó, en la calificación inicial, de un delito de conducción bajo la influencia de bebidas alcohólicas y drogas en concurso con un delito de homicidio por imprudencia grave, por el que solicitaba cuatro años de cárcel y seis de privación del carné de conducir. También pidió una indemnización de 52.000 euros para los padres del fallecido.
José Manuel Oliva, que ha ejercido la acusación particular, explicó que no se pudo comprobar que el condenado condujera bajo los efectos del alcohol porque “no hay pruebas de toxicología que lo ratifiquen”, ya que a Diego J. Fernández no le detuvieron hasta mucho después del suceso, cuando ya no eran vinculantes las pruebas de alcoholemia. Esta circunstancia ha dificultado la labor de la acusación.
Oliva se mostró “satisfecho” con la resolución del caso, ya que el acusado ha reconocido que fue autor de un homicidio por imprudencia grave, que era lo que solicitaban. Hasta este martes, el acusado había negado la imprudencia y admitido solo un atropello involuntario.
El abogado defensor del condenado, Rafael Villegas, remarcó que la familia de la víctima también está “satisfecha” con el reconocimiento de los hechos y la condena, aunque no comparte que no vaya a la cárcel. El letrado destacó que el suceso es “un accidente de tráfico”, lo que justifica el acuerdo, la pena de dos años de cárcel y solicitud de la suspensión de la ejecución de la pena. “Ha reconocido que mató a Cuaresma y ha sido condenado por esto, pero sus familiares no entienden que una persona no vaya a la cárcel por este delito”, explicó.
Epifanía Reina, madre de Ramón Cuaresma, fue la más expresiva al descalificar al autor de la muerte de su hijo. “Lo ha reconocido todo y es un criminal, pero no cumplirá los dos años de cárcel. Estoy indignada, después de todo lo que le ha hecho a mi hijo”, afirmó.

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