Un asteroide de tamaño considerable se acerca a la Tierra. Es una
roca de unos 60 metros de diámetro, se llama 2012 DA14 y el próximo 15
de febrero se acercará a la superficie de nuestro planeta hasta una
distancia de 27.000 kilómetros, lo que significa que volará por
debajo de los satélites de telecomunicaciones, que están en órbita a
36.000 kilómetros de altura. “El 2012 DA14 es el objeto celeste de este
tipo que más se acercará a la Tierra de los conocidos hasta el momento”,
afirma uno de sus descubridores, Jaime Nomen, del Observatorio Astronómico de Mallorca (OAM).
No chocará con nuestro planeta, no hay peligro, pero si un objeto de
estas características cae en el mar provoca un tsunami colosal, y si se
estrella en el suelo hace un cráter de un kilómetro de diámetro. Con una
energía liberada en el impacto de entre cinco y 10 megatones tendría
efectos devastadores a escala regional, aunque no equiparables a los
efectos globales del asteroide de 10 kilómetros que desencadenó la
extinción masiva, incluida la de los dinosaurios, hace 65 millones de
años. Por tamaño, más peligroso que el 2012 DA14 sería el ya famoso Apophis, con sus 300 metros de diámetro; pero pasará algo más lejos, a unos 32.000 kilómetros, en 2029.
El próximo 15 de febrero, telescopios en todo el mundo, desde los más
grandes hasta los de aficionados, estarán pendientes del asteroide.
“Será difícil seguirlo porque pasará a gran velocidad, a 10 kilómetros
por segundo, lo que significa que cada minuto cubrirá en el cielo una
distancia equivalente al diámetro de la Luna”, advierte Nomen. 2012 DA14
no será apreciable a simple vista porque es demasiado pequeño y oscuro,
pero se verá con prismáticos.
La historia de este objeto, en los registros astronómicos, comenzó en
la noche del 22 de febrero del año pasado, cuando uno de los tres
telescopios automáticos instalados en la Sierra de la Sagra (Granada) y
operados por el OAM, captó, entre las miles de imágenes que toman cada
noche un objeto inusual por su alta velocidad angular. Los especialistas
hicieron los primeros análisis y enviaron los datos a la Unión Astronómica Internacional, cuyo Centro de Planetas Menores
(en EE UU) coordina este tipo de información. A los pocos días, el
seguimiento del objeto 2012 DA14 permitió calcular su orbita. En el
momento del descubrimiento estaba 4.300.000 kilómetros.
El 97% de los Objetos Próximos a la Tierra, conocidos
internacionalmente como NEO (Near Earth Object), se descubren en EE UU,
sobre todo con cuatro grandes programas de vigilancia del cielo
financiados por la NASA y la Fuerza Aérea (USAF)
y heredados de la guerra fría, cuando estos sistemas seguían los
satélites soviéticos. Pero el 2,5% de los NEO se descubren desde España,
por los expertos del OAM, explica Nomen. El Rastreo Astronómico de La
Sagra (LSSS, por sus siglas en inglés) ha encontrado, en cinco años,
unos 6.500 asteroides lejanos, siete cometas y 65 NEO.
“Con las primeras observaciones de un objeto de este tipo se hace un
cálculo preliminar de órbita que ayuda a localizarlo de nuevo en el
cielo y así, sucesivamente, con más datos, vas precisando su
trayectoria”, explica el ingeniero Miguel Belló-Mora, especialista en
estos cálculos de mecánica celeste y director de la empresa espacial
Elecnor Deimos. “En los modelos de computación tienes que contar con
todos los efectos del Sol y de los planetas, así como de la presión de
la radiación solar; nosotros incluso integramos los efectos de los 5.000
asteroides más grandes”, añade. La precisión que se logra es enorme, de
apenas unos centenares de kilómetros en la distancia de la Tierra al
Sol. Así, los últimos cálculos determinan en 27.000 kilómetros, con
error de más/menos 300 kilómetros, la distancia de paso de 2012 DA14, es
decir, poco más de dos diámetros terrestres (la Luna está a 32
diámetros terrestres). Y han descartado el riesgo de colisión... esta
vez.
El paso junto a la Tierra, debido a la gravedad, alterará la órbita
del asteroide, explica Nomen. Ahora, la roca sigue una órbita circular
alrededor del Sol, algo más excéntrica que la terrestre, y la completa
en 366 días. “Pero tras este paso, por las perturbaciones gravitatorias,
su órbita se reducirá a entre 317 y 320 días; el objeto se irá alejando
en los próximos años, después se acercará de nuevo y, dentro de miles
de años, tal vez acabe chocando con nosotros”, añade el experto del
LSSS.
Con la Tierra colisionan objetos celestes de todos los tamaños. La
inmensa mayoría son granos de polvo y pequeñas partículas de roca que se
queman en la atmósfera produciendo las estrellas fugaces. Los que son
mayores de 10 metros pueden suponer ya una amenaza. Pero ahora es
posible no solo verlos venir y calcular el riesgo que entrañan, sino
también diseñar estrategias para desviarlos o destruirlos. Precisamente,
Belló-Mora lidera la misión Don Quijote de la Agencia Europea del Espacio, en fase de estudio, para lanzar un proyectil a un asteroide y desviarlo, junto con una sonda que estudie el impacto.
El OAM y Elecnor Deimos han organizado, para el 13 de febrero, en Cosmocaixa
(Madrid), una jornada de divulgación sobre 2012 DA14. Mientras tanto,
sus descubridores siguen pensando en un buen nombre para este NEO.
“Según las reglas internacionales, tiene que ser algo que se entienda
bien en todas las lenguas y sin alusiones comerciales, políticas o
religiosas”, señala Nomen.
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