“Si la educación es cara, prueba con el costo de la
ignorancia”, el lema anti-recortes de varios países de la Comunidad, se
instaló ahora en Bruselas, donde los técnicos parecen decididos a
acometer contra el problema en un continente donde dos de cinco jóvenes están sin trabajar
en el promedio, pero en algunos –España, Grecia- uno de cada dos ha
dejado de estudiar y no consigue en que aplicar sus conocimientos.
El comisario de Empleo, de la Unión Europea, Laszlo Andor dijo que si no se hace nada “las consecuencias serán desastrosas”,
y planteó que se fomentarán planes para que cada gobierno asegure
prácticas laborales en los cuatro meses posteriores a la salida de las
aulas, o el registro en las listas de desempleados en bolsas de trabajo.
El precio del trabajo o el estudio
Según los números de la Organización Internacional del Trabajo,
lograr la “garantía para los jóvenes” en materia de estudio y/o
trabajo, costará un 0,45% del Producto Bruto Interno de los países comunitarios, unos 21.000 millones de euros.
Sin embargo “el desempleo es mucho más caro”, afirma el organismo que publica los costos “de las prestaciones pagadas a los jóvenes desempleados que equivalen al 1,21% del PBI, hasta tres veces más”.
Estudios de Eurofund (la agencia de la Unión Europea para mejorar condiciones de vida), afirman que el problema debe atacarse de inmediato ya que el costo de solucionarlo, está en aumento:
actualmente el costo de solucionar el problema de los “ni-ni” será de
unos 153.000 millones de euros, 34.000 millones más que lo estimado
cuando el fenómeno era aún incipiente en 2008.
Los cálculos incluyen además de las prestaciones por desempleo, la
falta de generación de riqueza y la pérdida en la recaudación de
impuestos que significan estos jóvenes para la sociedad.
Los países que más caro están pagando por el fenómeno “ni-ni”, son
Italia (32.600 millones de euros), Francia (22.000 millones), Reino
Unido (18.000 millones) y España (15,700 millones).
Algunos países europeos como Austria, Suecia y Finlandia, ya
desarrollan planes obligatorios para que los jóvenes trabajen o
estudien. Por su parte los planes desarrollados en los más afectados,
centrados en bonificar la contratación de jóvenes no han tenido los
resultados esperados.
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