El Tribunal Supremo de Estados Unidos decidirá en junio si el
matrimonio entre personas del mismo sexo es constitucional o no. Así,
las uniones homosexuales seguirán el mismo camino que el aborto, que fue
legalizado por esa misma instancia judicial en 1973.
La clave de la disputa en este caso, es triple. Por un lado está si es constitucional o no la exclusión de las parejas homosexuales
de una serie de derechos —como el ser considerados los familiares más
cercanos cuando fallece su compañero o compañera, o cobrar pensiones del
estado federal, que es equivalente a la Administración central
española—.
El segundo caso afecta a la llamada DOMA. Es decir,
la Ley de Defensa del Matrimonio, aprobada en 1996 por abrumadora
mayoría —y una oposición más bien testimonial de algunos demócratas— y
sancionada por Bill Clinton. La Ley establece que una unión en
matrimonio es entre un hombre y una mujer. El Gobierno de Obama la sigue
poniendo en práctica, pero ha dejado de defenderla en los casos en que
ha sido llevada a los tribunales.
En mayo pasado, el presidente de EEUU declaró por primera vez que apoya el matrimonio homosexual,
aunque no ha adoptado ninguna medida ni ha hecho ninguna promesa en esa
dirección. En la campaña electoral de 2008 solo Hillary Clinton
respaldó públicamente el matrimonio entre personas del mismo sexo. Los
tribunales de apelación de Nueva York y Massachusetts han declarado la
DOMA inconstitucional.
El tercer caso es la Proposición 8 de California. Es
una enmienda de la Constitución de ese estado que fue aprobada en 2008
—justo el mismo día en que Obama ganó sus primeras elecciones
presidenciales— que también establece que en ese territorio el
matrimonio es entre un hombre y una mujer.
Ahora bien, ¿qué va a pasar en el Supremo? El
tribunal tiene mayoría conservadora, con 4 miembros claramente alineados
con los republicanos (el presidente, John Roberts; Samuel Alito,
Antonin Scalia y Clarence Thomas) y otro, Anthony Kennedy, conservador
aunque a veces se aliena con los cuatro demócratas (Gingsburg, Breyer,
Kagan y Sotomayor). Por de pronto, Saclai, que es un auténtico bocazas,
ya ha declarado que piensa votar en contra de cualquier legalización de
las uniones de personas del mismo sexo.
El matrimonio homosexual es legal en 9 estados de EEUU
y en el Distrito de Columbia, la unidad administrativa que forma la
ciudad de Washington. Al principio fue aprobado sobre todo por las
acciones de los tribunales de los estados. Pero Nueva York, Maryland, el
estado de Washington, el Distrito de Columbia y Maine lo han legalizado
bien en referéndum, bien dentro del proceso legislativo normal.
En total, 29 estados han celebrado referéndum para establecer que el matrimonio es solo entre un hombre y una mujer.
En 28 de ellos, ha sido aprobado. El primer fracaso de una iniciativa
de ese tipo fue el pasado noviembre, cuando Minnesota lo rechazó. Ese
mismo día, EEUU elegía a su primer senador abiertamente homosexual:
Tammy Bladwin, de Wisconsin.
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