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miércoles, 19 de diciembre de 2012

Cómo se cuela el VIH en los 'centinelas' del cuerpo

En palabrás de José Alcamí, uno de los investigadores con más renombre del país, la investigación es como una historia de amor: uno sabe cómo comienza pero no cómo acaba. Lo cierto es que el inicio de un trabajo de científicos del Instituto de Investigación de IrsiCaixa, en Barcelona, es prometedor. Lo que el tiempo nos dirá es su relevancia y aplicación para poder encontrar nuevas, y mejores, terapias frente al virus del sida.
Estos investigadores han conseguido identificar una puerta de entrada del VIH en las células del sistema inmunológico. Se trata de la segunda parte de un hallazgo que dieron a conocer el pasado mes de abril, y con el que demostraban que una proteína presente en el virus era la responsable, la llave, para que éste penetre en el sistema defensivo. Sin embargo, faltaba saber cuál era la cerradura, es decir, la molécula donde se unía esa llave en la célula. Eso es lo que publican ahora en la resvista 'PLoS Biology', y que promete ser una nueva diana para poder desarrollar fármacos distintos a los que ahora se utilizan.
Cuando un patógeno entra en el cuerpo, las primeras células que lo detectan y lo capturan, son las células dentríticas, las 'centinelas' del cuerpo. Estas lo desmenuzan en piezas más pequeñas. De esta manera, viajan hasta el tejido linfático y allí se ponen en contacto con otras células del sistema defensivo, denominadas linfocitos CD4. Estas células son las encargadas de generar la respuesta adecuada para, identificar esas piezas por el organismo, y exterminarlas.
En el caso del VIH, cuando entra en las células dendríticas, estas no son capaces de desmenuzarlo y el virus se queda aletargado en su interior, manteniendo su capacidad de infección. La célula se comporta como un cabayo de Troya, pues liberará el virus una vez esté en contacto con los linfocitos CD4. En resumen, las dendríticas serían las grandes propagadoras de la infección, mientras que los CD4 son utilizados por el VIH para replicarse en su interior, multiplicarse, y exterminar al sistema defensivo.
Los tratamientos actuales se dirigen a eliminar el virus en los CD4. Pero eso no consigue una curación de la infección porque el VIH se encuentra escondido en las otras células del sistema defensivo: las dendríticas.
Lo que han podido identificar los investigadores del 'IrsiCaixa', en colaboración con otros científicos de la Universidad de Heidelberg, en Alemania, y de la Universidad de Lausanne, Suiza, es cómo entra el virus en esas células, es decir, la primera puerta de entrada si descartamos la barrera de la piel o de las mucosas. Esa cerradura es una proteína, denominada, Siglec-1, que se encuentra en la superficie de las células dendríticas.

Futuras aplicaciones

"No somos los únicos que trabajamos con las células dendríticas, lo hacemos en competición con otros grupos muy bien financiados. Pero creemos que estamos en el buen camino, que es un hallazgo importante", explica Javier Martínez-Picado, profesor de investigación ICREA y principal autor del estudio.
De la misma forma piensa otro investigador, director del Laboratorio de Inmunopatología del Sida del Instituto Carlos III de Madrid y coordinador de la Red de Investigación de Sida, quien señala que este trabajo "es un avance importante en el conocimiento de la biología y abre el espectro de las moléculas que hacen que el VIH tenga una capacidad de infección mayor. Porque en el año 2000 se descubrió otra molécula presente en las células dendríticas, denominada DC-SIGN [según sus siglas en inglés], que ayuda a éstas a captar el virus y favorece la infección de los linfocitos. El nuevo trabajo aporta otra proteína, y ahora la siguiente pregunta es saber cuál es el peso relativo de ellas".
Además, de conocer esa respuesta, otro camino que se abre ahora es encontrar una molécula capaz de bloquear bien a la proteína presente en el VIH, la 'llave', o bien a la de la célula dendrítica, la 'cerradura'. No es algo fácil, si pensamos que desde el año 2000 se conoce la existencia de DC-SIGN y todavía no hay ningún fármaco capaz de bloquearla. "Lo ideal sería encontrar un compuesto que bloquee la proteína presente en el virus y no en la célula, porque si bloqueamos DC-SIGN o Siglec-1, sería algo bueno para el VIH pero malo para la respuesta inmune en general. No obstante, no es fácil determinar cuánto tiempo se tardará en encontrar un compuesto".
Martínez-Picado reconoce que, aunque ya tienen identificadas 30 moléculas que bloquean la entrada del virus enlas células dendríticas, hay que probar cómo funcionan en un modelo de ratón. "Esto es ciencia muy básica, pero puede abrir vías insospechadas para aplicar en otros campos, como en la inmunoterapia. Pero hay otros grupos que están investigando en este campo y, aunque estamos lejos de desarrollar un medicamento, estamos en ello. Si no lo conseguimos nosotros, lo harán otros. Cuando se logre, será un tratamiento diferente a los actuales, probablemente, si se administrara pronto tras la infección, podríamos contribuir a que fuera curativo. Además, sería menos probable que se desarrollaran resistencias al medicamento", concluye este investigador.

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