Un avión se ha partido en varios trozos tras salirse de la pista en
el aterrizaje e invadir una autovía junto al aeropuerto internacional de
Vnúkovo, en Moscú. El siniestro deja al menos cuatro muertos, todos
ellos de miembros de la tripulación, ya que la aeronave, un Tupolev 204
de la compañía rusa Red Wings,
volaba de regreso desde República Checa sin pasajeros. Los fallecidos,
según agencias locales, son el comandante, el segundo piloto, un
ingeniero y una de las azafatas. En total iban a bordo doce personas, ha
informado la policía, entre las cuales se cuentan algunos heridos
graves. Según los servicios de emergencias, cuatro personas han sido
hospitalizadas.

"El avión se salió de la pista, rompió la valla y se incendió, ha
explicado un portavoz policial. "Regresaba a mi casa por la autopista
cuando de repente vi un avión en la carretera. Vi como a una de las
azafatas heridas se la llevaban los servicios de emergencia. Otra yacía
muerta en una camilla y junto a ella se encontraba un pope", ha señalado
una testigo a un periódico local.
Las primeras hipótesis de la investigación apunta a un error del
piloto, pero el accidente, en plenas vacaciones de Año Nuevo en Rusia
(que duran hasta el 9 de enero), arroja nuevas dudas sobre las pobres
medidas de seguridad aérea en el país. Pese a los reiterados
llamamientos del presidente ruso, Vladímir Putin, para mejorar este
aspecto, Rusia comparte con otras ex repúblicas soviéticas los peores
registros de seguridad aérea del último año, con una tasa de
siniestralidad que triplica la media mundial, según la Asociación Internacional del Transporte Aéreo.
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