Nueva York amanecía este martes como un campo de batalla. Millones de
personas siguen sin luz, los puentes para salir de Manhattan están
cerrados, los túneles están inundados y llenos de basura del Hudson, un fuerte olor a gas y gasolina se extiende por barrios enteros
y los bomberos aún luchan contra el fuego. Más de 80 casas se han
quemado en Queens de madrugada por las cortocircuitos provocados por el
agua.
Al menos 38 personas han muerto por culpa del
huracán 'Sandy' en la Coste Este, donde más de ocho millones de hogares y
negocios siguen sin electricidad. Se han cancelado más de 13.000 vuelos
y la normalidad en los cielos tardará en volver por el cierre de
aeropuertos y los retrasos acumulados. "La devastación es impensable",
dijo este martes el gobernador de Nueva Jersey, Chris Christie. Su
estado y el vecino Nueva York, -donde han muerto 18 personas- son los
más tocados por los vientos destructivos de 'Sandy' de 140 kilómetros a
la hora. "Es tal vez la peor tormenta que hemos vivido nunca", dijo el
alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg.
Las inundaciones más graves registradas hasta la fecha han paralizado la metrópoli. El agua llegó a los 4,2 metros de altura en el sur de Manhattan, una marca histórica que pulverizó el récord anterior, que databa del año 1821.
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La empresa de transportes local (MTA) dice que es la peor catástrofe en sus 108 años de existencia. "Nunca hemos experimentado un desastre tan devastador
como el que sufrimos anoche. El huracán 'Sandy' ha causado estragos en
todo nuestro sistema de transportes, en cada barrio y cada condado de la
región", dijo la empresa en un comunicado. En una primera inspección,
siete de sus túneles clave que unen Manhattan con el resto de la ciudad
están completamente cubiertos de agua salina, que corroe las vías. Ni siquiera hay fecha para la reapertura del metro
que funciona regularmente las 24 horas de todos los días del año y
mueve la ciudad (el 70% de los residentes en Manhattan no tiene coche).
Bloomberg dice que será un suerte si vuelve a funcionar al final de esta
semana.
La electricidad, a la que está ligada el agua en los edificios altos, también tardará en volver. El lunes hasta la compañía eléctrica ConEdison sufrió una aparatosa explosión
en una planta del sur de Manhattan y no sabe cuánto tardará en
repararla. El último apagón masivo en la Costa Este fue en agosto de
2003 y entonces la electricidad faltó hasta una semana.
El cierre de dos centrales
En el sur de Manhattan, donde se concentraban los apagones, los
residentes vagaban este martes por las calles en busca de algo caliente.
En un badulaque, dos chinas se peleaban por el último bagel de huevo y
bacon calentado con un generador. Pero la mayoría de las tiendas estaban
cerradas. La Universidad de Nueva York, en la zona, ofrecía café gratis y las colas llenaban su biblioteca.
El caos se extiende por toda la región. Las inundaciones han obligado al cierre de parte de dos centrales nucleares, la de Indian Point, al norte de Nueva York, y otra en Hancocks Bridge, en Nueva Jersey, pero las autoridades aseguran que no hay peligro.
Además, la central nuclear de Oyster Creek, en Nueva Jersey, se puso en
estado en alerta el lunes por las inundaciones, aunque la central, que
data de 1969 y es la más antigua de Estados Unidos, ya estaba parada por
mantenimiento. Bloomberg dijo este martes que no existe ningún riesgo
en la zona.
El devastador huracán, ya convertido en tormenta, va camino de Canadá dónde llegará este miércoles como una depresión tropical que dejará lluvias y vientos de hasta 55 kilómetros por hora.
Los daños de Sandy pueden alcanzar los 20.000 millones de dólares (más de 15.000 millones de euros),
según las primeras estimaciones de las aseguradoras, que no esperaban
una tormenta tan intensa como la que se vivió este lunes en la Costa
Este. Para Nueva York se trata del segundo huracán en poco más de un año
después del paso de Irene, que azotó la zona en agosto de 2011, pero fue más suave que 'Sandy'.
La dimensión del huracán era tal que sus efectos se notaron a 800 kilómetros de su centro.
Sus estragos más graves se concentraron en Nueva York, Long Island y el
sur de Nueva Jersey. Pero también causó inundaciones y cortes de luz en
Connecticut, Massachusetts, Rhode Island, Pensilvania, Delaware,
Virginia, Maryland y Carolina del Norte y en la ciudad de Washington.
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