Llenar el depósito de los vehículos va camino de convertirse en una
actividad de lujo. Casi a diario, los precios de la gasolina y el
gasóleo rompen los récord históricos conseguidos sólo jornadas atrás merced a unos precios -antes de impuestos- que se encuentran entre los más altos de Europa.
El Gobierno decidió tomar cartas en el asunto y solicitó a la
Comisión Nacional de la Competencia (CNC) y a la Comisión Nacional de la
Energía (CNE) sendos análisis sobre la situación del sector. Esta
semana se conocían los resultados de sus estudios, en los que exponen un diagnóstico claro y contundente: la falta de competencia, la alta concentración empresarial y el difícil acceso a los mercados están detrás de los elevados precios de los carburantes en España y de los altos márgenes de sus operadores.
Las radiografías efectuadas por ambos organismos señalan a un reducido número de actores dominantes –Repsol (42%), Cepsa (18%) y BP (12%)-
que marcan el ritmo del sector, mientras que agentes de menor tamaño
tratan de abrirse hueco poco a poco entre los consumidores. Entre ellos
se encuentran las estaciones de servicio 'libres' o 'blancas'.
Se trata de gasolineras que no se 'visten' con los colores y
logotipos de las petroleras que todos reconocemos, sino que surgen de la
iniciativa de un propietario que decide entrar en el negocio sin el
respaldo de un gran operador. No existe ningún vínculo contractual entre
ellos, aunque sí se relacionan a diario a través del proceso de
suministro.
Las grandes petroleras suministran el mismo combustible a todas las estaciones, sean propias o 'liberadas'
Y es que las grandes petroleras que están detrás de algunas estaciones de servicio, al mismo tiempo, venden a las gasolineras 'liberadas' el combustible que luego comercializan.
El proceso es sencillo. Los propietarios de un punto de venta 'blanco'
acuden a los mercados internacionales, donde están presentes estas
petroleras, y compran el carburante a quien realiza la oferta más baja.
Así, tanto unas estaciones como otras trabajan con la misma materia
prima que suministran los mismos proveedores y operadores del sector. ¿Existe, pues, alguna diferencia entre el combustible que repostamos en una gasolinera 'libre' y el de una 'abanderada'?
Según Alfredo Hernández, asesor jurídico de la Confederación Española
de Empresarios de Estaciones de Servicio (CEEES), sus productos son "totalmente equiparables, no hay ninguna distinción".
Los combustibles que venden unas y otras son "totalmente equiparables, no hay distinción"
Lo que marca la diferencia es la libertad de la que gozan los
propietarios liberados para establecer de forma independiente sus
precios de venta al público. En este aspecto, ellos maniobran con el margen de ganancias que aplican al producto y no dudan en reducirlo para ofrecer a los clientes precios más bajos y atractivos.
En algunas zonas, especialmente en los núcleos urbanos, esta
estrategia presiona a la baja los precios del entorno, sin embargo, en
enclaves menos poblados y con menos tránsito de tráfico, las gasolineras
'blancas' apenas tienen influencia y deben seguir el ritmo marcado por
los agentes dominantes.
Aún así, sus beneficios suelen ser mayores que los de un abanderado.
El dueño de una estación de servicio 'blanca' puede recoger unas ganancias de entre 15 y 25 pesetas por litro (entre 9 y 15 céntimos de euros)
-en el sector, los beneficios por litro se siguen midiendo en pesetas-,
mientras que la media de un propietario convencional ronda las 9
pesetas (5 céntimos de euro). El resto, va a parar a las operadoras que
los respaldan, detalla Alfredo Hernández.
Crecimiento
Para conocer el origen de este tipo de estaciones de servicio,
debemos remontarnos al año 1993, cuando se pone fin al monopolio de
Campsa. Este hecho, lejos de ser una revolución en el sector, otorgó el
dominio a unos pocos operadores que aún hoy, casi 20 años después,
siguen ostentando el mando.
Aunque a la luz del análisis de la CNC y la CNE, este panorama parece estar cambiando. Las gasolineras 'libres' son el sector que más ha crecido en los últimos diez años,
especialmente entre 2006 y 2011. En este periodo, su número ha pasado
de 1.000 a 1.800 y representan ya el 18% de los casi 10.000 puntos de
suministros que hay en toda España (y el 13% de las ventas totales),
frente al 79% que suponen los establecimientos abanderados (con unas
ventas del 78%) y el 3% que constituyen las estaciones ubicadas en los hipermercados (que comercializan el 9%).

Estas últimas son igualmente puntos 'libres', aunque el informe hace
una distinción con ellas dado que tienen sistemas de compra diferentes y
emplean las rebajas en el precio de los combustibles para atraer a los
clientes a su principal negocio, el 'carry and trade'.
La unión hace la fuerza
Las previsiones apuntan a que el crecimiento de las estaciones de
servicio 'blancas' se prolongará durante algunos años más, a pesar de
las barreras administrativas que existen para abrir nuevos negocios al
margen de los grandes operadores. Por este motivo, las cooperativas y asociaciones de empresarios libres se han convertido en la principal vía de acceso al sector.
Una prueba de ello es Iberdoex, una red de
gasolineras libres que surgió en Extremadura en 2001 amparada en las
inquietudes de un grupo de propietarios que “decidieron hacer frente a
una serie de problemas con las grandes compañías petroleras que los
abanderaban” y que, al mismo tiempo, querían “convertirse en dueños de
sus propios negocios”, explica Carlos Moreno San José, gerente de la
organización.

Actualmente son 50 los puntos de venta que operan bajo el paraguas de
Iberdoex, el 90% de las estaciones libres que existen en Extremadura, y
venden anualmente unos 100 millones de litros de combustible.
Otras regiones también tienen sus propias organizaciones, como la
Asociación de Gasolineras Libres de Andalucía (Agla) o Degesco, que
nació en Murcia y apuesta en estos momentos por su expansión a toda
España.
Este tipo de redes ofrecen asesoramiento jurídico y administrativo a sus socios y, además, les facilita el acceso a los carburantes.
Tal y como explica Carlos Moreno, cada día aglutinan el volumen de
pedidos de todos sus miembros y acuden a los mercados internacionales
para adquirir el combustible de los principales proveedores a un precio
más competitivo. Cuanto mayor sea el número de gasolineras agrupadas,
mayor será su volumen de pedido y, por tanto, mejores precios podrán
conseguir. También desde Iberdoex se esfuerzan en resaltar que la
calidad del carburante no se resiente. "El producto proviene de las
mismas instalaciones en las que cargan los principales operadores del
sector y no hay diferenciación. Todos los combustibles pasan controles exhaustivos de calidad, provienen de CLH y llevan su aditivación correspondiente", asegura.
Parte del éxito de estas organizaciones radica en la optimización de
los precios de adquisición y transporte del carburante, que deriva en
mayores ganancias por litro. Los beneficios "pueden triplicar los obtenidos por cualquier gestor de una gasolinera
que opera bajo la bandera de un gran operador. Y no debemos olvidar que
estos venden a los grupos independientes exactamente el mismo producto
que a sus abanderados", afirma Moreno. Además, las condiciones de pago al proveedor son menos restrictivas
para los liberados, puesto que las grandes operadoras les permiten
pagar "a los 30 días y no a los 9, como generalmente vienen cobrando a
sus abanderados".
Retos de futuro
Cuando se habla de futuro en el sector de los hidrocarburos, se habla
en realidad de liberalización y de las posibilidades reales de que se
produzca. Tanto la CNC como la CNE han sido muy contundentes al abordar
este aspecto, ya que consideran que es la única vía para dar dinamismo
al mercado y lograr reducir los precios que paga el consumidor.
La liberalización "es muy complicada mientras que existan dos operadores tan potentes
como los que lideran ahora el sector", apunta Alfredo Hernández desde
CEEES. Por tanto, es la propia estructura del mercado la que impide su
desarrollo.
En este sentido, la CNC ha sugerido al Gobierno 23 medidas que se
deberían poner en marcha para comenzar a cambiar dicha estructura, entre
ellas, facilitar la apertura de nuevas estaciones, limitar las 'recomendaciones' de precios de venta al cliente o reducir el tiempo de duración de los contratos de suministro exclusivo.
Sobre este aspecto, las últimas sentencias del Tribunal de Justicia
Europeo han permitido pequeños pero importantes avances, al imponer el
límite de cinco años en la duración de los contratos de exclusividad
entre operador y propietario.
Desde la CNE, por su parte, añaden que sería positivo facilitar la instalación de nuevos puntos de atención en hipermercados, centros comerciales y autopistas.
El fin que persiguen tanto los organismos de control como el propio
Gobierno es que el consumidor, que hasta ahora ha sido el principal
damnificado, se beneficie de una bajada de precios a la hora de llenar
el depósito de su vehículo. Sólo el tiempo dirá si lograron su objetivo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario