Que es un/a vegano/a? Que es el
veganismo? Muchas veces leemos o escuchamos tales términos, pero no
sabemos exactamente a que se refieren. Pensamos si tal vez no tendrá
algo que ver con los animales, pero muchas veces no estamos seguros de a
qué se refiere más precisamente. O podríamos pensar que se trata de
algo relacionado con la forma de alimentarse la especie humana, o que
está relacionado con un movimiento mundial por justicia, o tal vez con
la economía, con el medioambiente, con la educación, o con quién sabe
qué aspecto de la vida cotidiana. Qué es entonces?
Definirlo es muy fácil y para ello basta “googlearlo”. También
podríamos recurrir a la historia, a citas textuales y definiciones de
quienes iniciaron el movimiento en 1944, lo cual no deja duda alguna en
cuanto a exactitud técnica aunque, debido al uso que mucha gente da al
termino hoy en día, es preciso entender a qué se debe tal variación.
En resumidas cuentas, un/a vegano/a es alguien que no utiliza
animales. Pero, qué significa, y qué implica utilizarlos? Utilizar es
usar, o sea, convertir en “algo”, convertir en “cosa”, “herramienta” o
“instrumento” para algo, un medio para los fines que a la especie humana
se le ocurran. Y para ello cuenta con la aprobación por parte de otro
instrumento que también creó: la ley. En el caso de nuestro país, la ley
que define a los animales, exceptuando a los de la especie humana, como
“cosas”, más precisamente “bienes muebles semovientes” es el Código
Civil, en sus artículos 461 “Los bienes corporales se dividen en muebles e inmuebles.”) y 462 “Muebles
son las cosas que pueden transportarse de un lugar a otro, sea
moviéndose ellas por sí mismas como los animales (que por eso se llaman
semovientes)…”.
Nada de qué preocuparse por desconocer el citado artículo, no es
obligatorio obedecerlo, así como no es obligatorio creer que unos
animales son “personas” y otros animales son “cosas”. Qué es un/
vegano/a entonces? Pues alguien que simplemente desconoce y/o repudia
semejante categorización dentro del llamado “reino animalia”.
Es a partir de esta diferencia de criterio con respecto a quiénes son “quienes” y quiénes son “eso”
que surge la noción de que es no solo posible. sino que además justo y
de sentido común aplicar sin discriminación el principio de “mi libertad
termina donde comienza la de los demás”, algo con lo que todos
parecemos estar de acuerdo. Sin embargo, por qué motivo deberíamos estar
todos de acuerdo en que al decir “los demás” deberíamos, segregar,
discriminar y automáticamente excluir según especie a todos aquellos
animales cuya especie no sea la especie autodenominada “homo sapiens
sapiens”, es decir, la especie humana.
En la actualidad ya no es posible negar que todas las especies dentro del llamado “reino animalia” (comúnmente conocidos como “animales“)
comparten al menos una característica en común: todos tienen (en
realidad, tenemos, ya que los humanos estamos dentro del citado “reino“) la capacidad de sentir, o sea, la sintiencia.
Pero, por qué sentimos? Para qué? Pues, sentimos placer para buscar y
encontrar las cosas que son “buenas”, y sentimos dolor que nos ayuda a
saber qué cosas son “malas”. Cualquiera que sienta, o sea, cualquier ser
sintiente, va a evitar el dolor y procurarse placer, son sus intereses
más básicos. Cómo entonces podemos decir que estos intereses propios
valen “menos” y merecen así ser discriminados ante los de otros, cuyos
intereses son considerados como “menos importantes”?
Por qué entonces los animales (en realidad, “el resto de animales”,
sin incluir aquí al ser humano) son clasificados como “cosas”, mientras
que los seres humanos son la única especie animal que es “sujeto“, o sea, “alguien“,
y no “algo”? Por qué hace 200 años algunos humanos eran “alguien”,
mientras que otros eran “alguien”? O, por qué motivo alguien era
“ciudadano” mientras que otras eran solo “mujeres de…”? Una sola
respuesta: discriminación, ya sea por especie, raza, o género. Sin
embargo, difieren en cuanto a su categorización como “personas” o como
“cosas”. Las mujeres no en todos los casos se vendían y compraban como
esclavos humanos, pero los esclavos humanos, práctica que era legal en
el pasado ser vendidos y comprados como “cosas”.
La discriminación según especie (o sea, el especismo) es la
única forma de discriminación que no solo es tolerada por la ley y por
la sociedad, sino que además es fomentada en todos los aspectos posibles
de la vida humana. Más grave aun, no solamente se trata de
discriminación sino que, al estar institucionalizada, esta forma de
discriminación es responsable de que a quienes son discriminados se les
considere “cosas” y por lo tanto, se encuentran “a suerte y verdad” de
como su propietario quiera hacer de ellos, ya que la propiedad privada
es siempre vista como un bien superior a ser defendido, colocándose en
un nivel casi “sagrado”.
En resumidas cuentas, y considerando que no es imprescindible para el
ser humano la utilización de animales nohumanos, tal y como lo prueba
la vida de miles de veganos y veganas a través de la historia, nos
planteamos nada más ni nada menos que dejar de considerar a los animales
como “cosas”. Existen en la actualidad una enorme variedad de
alternativas y opciones que no implican la utilización de animales,
miles de sitios web informativos, y cientos de libros con información al
respecto, muchos de ellos disponibles aquí en Uruguay. Vivamos veganos,
es simple, y es lo mínimo que podemos hacer para no dañar al resto de
animales.
No hay comentarios:
Publicar un comentario