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lunes, 25 de junio de 2012

¿Quién rescata al portugués sin dinero para ir al médico?

Laura Carvalho, de 52 años, es diabética pero hay meses que no le llega el dinero para pagarse todos los medicamentos, por lo que en vez de tomarse las dos pastillas diarias que le prescribió su médico tiene que tomarse solo una. "Es lo que hay que hacer cuando no se tiene dinero", dice esta mujer que, ironías de la vida, trabaja limpiando en un laboratorio farmacéutico. Calcula que se gasta más de 30 euros al mes en medicinas y con sus escasos 500 euros de sueldo no le da para gastar más en salud.

Al menos, Laura, al ser diabética, no tiene que pagar tasa cada vez que acude al médico, como sí lo hacen muchos otros portugueses que desde enero de este año hacen todo lo posible para evitar ir al médico, pues el gobierno de mayoría conservadora decidió aumentar el copago por exigencias del programa de ayuda externa de 78 mil millones de euros aprobado hace un año.

De hecho, el 'Boletín de Primavera', presentado este mes por el Observatorio Portugués del Sistema de Sanidad (OPSS), culpa a las medidas de austeridad que vinieron con el rescate financiero de estar haciendo que los ciudadanos lo tengan cada vez más difícil para ir al médico. Aunque el informe reconoce que las medidas son "necesarias", por otro lado se critica que están siendo implementadas en un "espacio de tiempo demasiado corto y sin prestar atención a sus efectos".

Urgencias: de 9 a 20 euros

Y los efectos ya se sienten en el bolsillo de los pacientes. La medida que más pesa es la del aumento del copago, que entró en vigor el pasado 1 de enero, cuando se actualizaron las tasas moderadoras que se pagan en las consultas. En concreto, una consulta de urgencia pasó de 9 a 20 euros, lo que ha llevado a muchos ciudadanos a verse obligados a evitar a toda costa las urgencias de los hospitales públicos. Según los datos de la Administración Central del Sistema de Salud (ACSS), durante el primer trimestre de este año se registró una reducción del 6,7% en la ida a las urgencias, un dato que según la Federación Nacional de Médicos (FNAM) habría sido más elevado, rondando el 20%.

Además los portugueses cuentan con otra dificultad añadida y es el problema del transporte en ambulancia, que puede costar alrededor de 100 euros, una factura que tiene que pagar el paciente cuando en una situación de emergencia tiene que llamar a una ambulancia. Es lo que le pasó a Manuel Simoes, un hombre de 56 años que sufrió un accidente cerebrovascular cuando estaba solo en casa y tuvo que ser trasladado al hospital por los bomberos, que en Portugal son normalmente los que realizan este tipo de servicios.

Entre los recortes implementados por el gobierno de mayoría conservadora también se han reducido las horas extraordinarias de los médicos, con lo que entre enero y marzo de este año ha bajado el número de cirugías programadas en un 2,9% y en un 4,9% cuando se trata de cirugías más complejas, según la ACSS. Esta política está siendo muy criticada por la Federación de Médicos, desde donde denuncian que con esta medida "las listas de espera están creciendo tanto que ni siquiera se divulgan los datos", en palabras de Mario Jorge Neves, vice-presidente de FNAM.

Aumentan las consultas por teléfono

Con este panorama, lo único que ha aumentado durante estos primeros meses de 2012 han sido las consultas a través del teléfono, que han subido un 13%, ya que los pacientes lusos prefieren llamar al médico en vez de desplazarse a los centros de salud, para ahorrarse así los cinco euros de la consulta y el dinero de los transportes. Pero desde la Federación de Médicos critican que una consulta tiene que ser siempre presencial y no puede realizarse por teléfono.

Pero en la práctica, los recortes en la sanidad pública se sienten tanto en los hábitos de los pacientes, que tratan de pagar lo menos posible cuando se ponen enfermos, como en los centros de salud y hospitales, donde han llegado a escasear productos básicos, como por ejemplo las gasas. O las tiras que se colocan en los dispositivos que miden la glucemia. Se lo contó a EL MUNDO Antonio Reis, de 32 años, que tuvo que ir con su hijo de dos años a las urgencias del hospital porque en el centro de salud no tenían cómo hacer al niño esta simple prueba. "Son los recortes", le dijo la doctora, encogiéndose de hombros y lamentando no poder hacer más por el paciente.

Y mientras tanto, el ministro de Sanidad luso, Paulo Macedo, insiste en que su única "obsesión es la defensa del Sistema Nacional de Salud (SNS)", aunque para ello haya decidido avanzar también con la reducción de servicios de urgencias en algunos hospitales o con el cierre de la maternidad Alfredo da Costa de Lisboa. Esta semana, el presidente de la República, Aníbal Cavaco Silva, ha recibido 14 mil postales de ciudadanos que le piden que no permita que se cierre la histórica maternidad lisboeta.

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