El Cairo, 20 feb (PL) La Liga Árabe condenó los complots israelíes para
judaizar Jerusalén, uniéndose a palestinos y otras instituciones
islámicas que repudiaron enérgicamente hoy el asalto a la mezquita
Al-Aqsa en la ciudad santa por extremistas judíos.
En un comunicado emitido en El Cairo, la mayor organización de Medio Oriente denunció que Israel intenta alterar la composición étnica y religiosa de Jerusalén, tolerando el asedio de extremistas judíos y la ocupación por militares del patio del tercer sitio sagrado del Islam.
La Liga instó a detener lo que calificó de intento de judaizar la ciudad cuna de las religiones musulmana, cristiana y judía, y cuya parte este debe ser capital del futuro Estado palestino independiente.
Por su lado, el gran jeque de Al-Azhar, Ahmed Al-Tayeb, instó a los musulmanes del mundo a responder a esos "actos bárbaros", mostrar celo por los lugares sagrados y "furia por el desprecio judío".
La más importante institución del Islam sunnita en el mundo, con sede en Egipto, subrayó que esas acciones irrespetan la santidad de los lugares de culto, y también el derecho internacional y humano.
Colonos israelíes y miembros del partido derechista Likud, del primer ministro Benjamín Netanyahu, ocuparon el domingo el complejo de Al-Aqsa en la Ciudad Vieja de Jerusalén y, apoyados por fuerzas de ocupación de Israel, atacaron a ancianos e imanes de la mezquita.
Previamente habían llamado por redes sociales en Internet a miles de judíos a asaltar Al-Aqsa para defender la supuesta soberanía israelí y reconstruir el Segundo Templo que, según el judaísmo, estuvo allí.
La irrupción violenta en el patio de Al-Aqsa, considerado el tercer lugar santo para los musulmanes después de La Meca y Medina, provocó enfrentamientos y el arresto de 12 palestinos que se mantuvieron dentro del recinto para repeler intentos de los extremistas de profanarlo.
Los militares israelíes cerraron las puertas de la mezquita y luego de presiones permitieron el acceso solo a palestinos mayores de 50 años, lo que llevó al gobierno en Gaza a advertir de la posibilidad de "una nueva masacre" por fuerzas sionistas y sus colonos.
Dirigentes del movimiento islamista Hamas, que controla la Franja de Gaza, responsabilizaron a Netanyahu de las consecuencias de los choques en los que fueron heridos numerosos palestinos y un oficial sionista.
La agresión de los extremistas también la condenó el secretario general de la Organización de Cooperación Islámica (OCI), Ekmeleddin Ihsanoglu, quien el domingo emitió un comunicado en su sede de la ciudad saudita de Jeddah alertando de la "seria escalada".
A nombre de los 57 Estados miembros, la OCI calificó de provocación el asalto contra "toda la nación islámica" y urgió al Consejo de Seguridad de la ONU y la comunidad internacional a actuar inmediatamente para frenar esas "flagrante violación".
En un comunicado emitido en El Cairo, la mayor organización de Medio Oriente denunció que Israel intenta alterar la composición étnica y religiosa de Jerusalén, tolerando el asedio de extremistas judíos y la ocupación por militares del patio del tercer sitio sagrado del Islam.
La Liga instó a detener lo que calificó de intento de judaizar la ciudad cuna de las religiones musulmana, cristiana y judía, y cuya parte este debe ser capital del futuro Estado palestino independiente.
Por su lado, el gran jeque de Al-Azhar, Ahmed Al-Tayeb, instó a los musulmanes del mundo a responder a esos "actos bárbaros", mostrar celo por los lugares sagrados y "furia por el desprecio judío".
La más importante institución del Islam sunnita en el mundo, con sede en Egipto, subrayó que esas acciones irrespetan la santidad de los lugares de culto, y también el derecho internacional y humano.
Colonos israelíes y miembros del partido derechista Likud, del primer ministro Benjamín Netanyahu, ocuparon el domingo el complejo de Al-Aqsa en la Ciudad Vieja de Jerusalén y, apoyados por fuerzas de ocupación de Israel, atacaron a ancianos e imanes de la mezquita.
Previamente habían llamado por redes sociales en Internet a miles de judíos a asaltar Al-Aqsa para defender la supuesta soberanía israelí y reconstruir el Segundo Templo que, según el judaísmo, estuvo allí.
La irrupción violenta en el patio de Al-Aqsa, considerado el tercer lugar santo para los musulmanes después de La Meca y Medina, provocó enfrentamientos y el arresto de 12 palestinos que se mantuvieron dentro del recinto para repeler intentos de los extremistas de profanarlo.
Los militares israelíes cerraron las puertas de la mezquita y luego de presiones permitieron el acceso solo a palestinos mayores de 50 años, lo que llevó al gobierno en Gaza a advertir de la posibilidad de "una nueva masacre" por fuerzas sionistas y sus colonos.
Dirigentes del movimiento islamista Hamas, que controla la Franja de Gaza, responsabilizaron a Netanyahu de las consecuencias de los choques en los que fueron heridos numerosos palestinos y un oficial sionista.
La agresión de los extremistas también la condenó el secretario general de la Organización de Cooperación Islámica (OCI), Ekmeleddin Ihsanoglu, quien el domingo emitió un comunicado en su sede de la ciudad saudita de Jeddah alertando de la "seria escalada".
A nombre de los 57 Estados miembros, la OCI calificó de provocación el asalto contra "toda la nación islámica" y urgió al Consejo de Seguridad de la ONU y la comunidad internacional a actuar inmediatamente para frenar esas "flagrante violación".
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