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domingo, 29 de enero de 2012

Promesas incumplidas marcan tres años de Obama

Por Luis Brizuela Brínguez*
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La Habana (PL) Tres años después de jurar como 44 presidente de Estados Unidos, Barack Obama mantiene incumplidas varias de las promesas que lo convirtieron en el primer presidente negro del país.

Con una carrera meteórica y un discurso electoral donde sobresalió la palabra "cambio", el otrora senador por el estado de Illinois cautivó a millones de ciudadanos deseosos de dejar atrás la administración neoconservadora de George W. Bush, con sus múltiples guerras y la crisis económica en ciernes.

El político afroamericano ganó millones de simpatizantes al anunciar la salida de las tropas de Irak y Afganistán, el cierre de la cárcel en la bahía de Guantánamo, Cuba, la búsqueda de un nuevo comienzo con los musulmanes y una relación distinta con América Latina, entre otros temas.

Tres años después, Obama mantiene sin concretar muchos de aquellos pronunciamientos, mientras su nivel de aprobación descendió a niveles históricos, debido, entre otros factores, a la contracción de importantes indicadores sociales y el aumento de la pobreza.

El número de estadounidenses que engrosan la fila de los pobres alcanzó en 2010 la cifra récord de 49 millones, es decir, el 16 por ciento de la población, mientras más de 13 millones de personas se mantienen en el extenso pelotón de los desempleados.

En el Congreso permanece estancada su Ley Antidesempleo la cual dispone un monto de 447 mil millones de dólares y busca generar unos dos millones de puestos laborales.

La medida se encuentra en un limbo debido a las enconadas pugnas entre demócratas y republicanos, negados estos últimos a legislar con el mandatario, a fin de entorpecer su desempeño y empañarle cualquier ventaja política.

El tema migratorio, continúa siendo una asignatura pendiente, pues la vacilación federal evita materializar una reforma justa. En contraposición la Casa Blanca rompió el récord de deportaciones en 2010 al repatriar a cerca de 400 mil indocumentados.

Mientras unas 300 mil personas permanecen en un limbo migratorio y sobre ellas pesa la orden de salida definitiva, estados como Alabama, Georgia, y Carolina del Sur pretenden oficializar medidas radicales que criminalizan la estancia de los indocumentados en sus territorios.

Ante dos tercios de ciudadanos descontentos con la situación migratoria, como reveló a mediados de enero la encuestadora Gallup, debe recordarse que el voto de la comunidad latina y de los inmigrantes en general, constituyó un factor importante que en 2008 ubicó a Obama al frente de la administración.

Aunque a fines de año regresaron las últimas tropas acantonados en Irak, Washington mantendrá una "fuerte presencia diplomática" en ese país, con unos 16 mil empleados, contratistas de seguridad y expertos en comercio y agricultura bajo la égida de su embajada en Bagdad, reseñan varios medios.

Unos 15 mil soldados permanecen en Kuwait y refuerzan de manera significativa la presencia militar en la región del Oriente Medio, en momentos que las potencias occidentales atizan un eventual conflicto armado con la República Islámica de Irán, a raíz de su programa nuclear con fines pacíficos.

En el caso de Afganistán, el anuncio de la salida de las tropas antes de 2014 obedece a un largo conflicto que si bien consiguió el asesinato de Osama Bin Laden, también ha reportado miles de uniformados muertos y un territorio ingobernable para los ocupantes, destacan analistas.

A una década de su apertura, la cárcel mantenida en el sur del territorio cubano en contra de la voluntad de su pueblo, aún persiste como un centro donde se torturaron prisioneros y muchos se mantienen sujetos a detenciones indefinidas.

En el caso de Latinoamérica, la administración Obama mantiene intacto el bloqueo hacia Cuba, al tiempo que refuerza su retórica hostil a gobiernos populares como el caso de Venezuela, Bolivia, Ecuador y Nicaragua.

En los años de la administración Obama resurgió el fantasma de los golpes de Estado en el continente, después del que sacó del poder al presidente de Honduras Manuel Zelaya en 2009 y la intentona golpista contra el presidente Rafael Correa en septiembre de 2010.

Ambos hechos fueron saludados por sectores conservadores en Estados Unidos y Washington se negó a considerarlos como rupturas del orden constitucional, según demuestran varios informes.

El 9 de octubre de 2009 a Obama le fue concedido el Premio Nóbel de la Paz "por sus esfuerzos diplomáticos en pro del desarme nuclear, la consecución de un proceso de paz en Oriente Medio y el fomento de la lucha contra el cambio climático".

Contrasta lo anterior con las intenciones de la Casa Blanca de instalar un escudo antimisiles en Europa, el no reconocimiento a un Estado Palestino mientras refuerza la ayuda militar a su aliado Israel y el desconocimiento del Protocolo de Kyoto para mitigar las emisiones de gases con efecto invernadero.

El gobernante, quien aspira a reelegirse por otros cuatro años, entró en 2012 con un rating de simpatía de 48 por ciento, que aunque significa una mejoría respecto al 42 por ciento de octubre último, todavía constituye una mala señal en el camino de los comicios generales del 6 de noviembre.

Con el surgimiento del movimiento Ocupar Wall Street el 17 de septiembre y extendido rápidamente a las principales urbes de la nación, la administración enfrentó al principal árbitro de lo acontecido en 36 meses de gestión demócrata.

Para 2012 resulta probable que la ciudadanía permanezca en las calles para recordarle al Ejecutivo que la "indignación" de quienes se consideran el 99 por ciento de la población prueba que el prometido "cambio" presidencial continúa como un anhelado sueño.

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