¿Quién necesita a la NASA? No Peter Madsen y Kristian von Bengtson, dos daneses que han decidido, simplemente, viajar al espacio exterior por su cuenta y en su propia nave. El primer paso de gigante lo han dado este viernes tras lanzar con éxito el cohete no tripulado 'Heat 1X/Tycho Brahe' desde una plataforma marina situada en aguas de la isla de Bornholm. Un hito histórico nunca antes conseguido por una nave espacial privada. Como estaba previsto, el cohete cayó al mar minutos después del despegue.
Foto: Per Frost/ing.dk.
Se trataba del segundo intento de 'Copenhagen Suborbitals', que es el nombre de la sociedad fundada para el proyecto, después del fiasco del pasado septiembre, cuando un fallo técnico impidió que se encendiese el motor. En esta ocasión les acompañó la suerte. Madsen, Von Bengston y sus 40 ayudantes necesitaban un día soleado y lo tuvieron.
"Que haga buen tiempo es crucial", explicó Von Bengtson antes del lanzamiento. "Las olas no pueden ser muy altas, no más de medio metro; el viento debe permanecer por debajo de los 5 metros por segundo; y el cielo no debe estar demasiado nublado para que podamos seguir visualmente al cohete. Y con lluvia es absolutamente imposible por el riesgo de que entre agua en el depósito de combustible".
Permiso de la Armada danesa
La Armada danesa les había concedido permiso para utilizar la zona en que se instaló la plataforma marina, pero sólo hasta el 5 de junio debido a que después de esa fecha la OTAN tiene programado realizar allí maniobras navales. De ahí la importancia del factor meteorológico. No podían esperar indefinidamente a que se diesen las condiciones idóneas. Y puede que, en Dinamarca, Bornholm sea conocida como 'la isla del sol', pero por estas latitudes eso no supone ninguna garantía. Más sol que en Galicia desde luego no hace.
El artefacto construido por Madsen y Von Bengston, de nueve metros de longitud, consta del cohete 'Heat 1X' y de la nave 'Tycho Brahe', así bautizada en honor al célebre astrónomo danés del siglo XVI. Alcanza una velocidad máxima de 2.000 kilómetros por hora y pasa de 0 a 100 km. en 0,8 segundos. El cohete está preparado para alcanzar una altura de hasta 15 o 16 kilómetros. Elemento clave en toda la operación fue un secador de pelo que costó poco más de 10 euros y cuya misión era evitar que una serie de válvulas se congelasen durante el lanzamiento.
'La nave espacial más simple'
"Es sin duda la nave espacial más simple jamás fabricada", apuntó Von Bengtson. "Hemos utilizado los materiales más simples que pudimos encontrar. Lo realmente excitante es saber si con tu cabeza, tus manos y una calculadora puedes construir una nave espacial que pueda utilizarse para vuelos tripulados y, al mismo, divertirte con ello".
El objetivo de 'Copenhagen Suborbitals' es llevar a cabo un viaje tripulado al espacio (una órbita alrededor de la Tierra) en un plazo máximo de 10 años, con lo que Dinamarca se convertiría en el cuarto país en lograrlo, después de la URSS, EEUU y China.
Los artífices de la hazaña, en cualquier caso, no son un par de chiflados. Von Bengtson es un arquitecto especializado en habitáculos para naves espaciales que ha colaborado con la NASA, y Madsen es un inventor autodidacta que cuenta en su haber con la construcción del mayor submarino artesanal que existe, un monstruo de 40 toneladas que participó en el traslado del cohete desde Copenhague a Bornholm, una verdadera odisea de más de 20 horas en medio de un fuerte oleaje que causó más problemas que el lanzamiento en sí.
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