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martes, 17 de mayo de 2011

Esperando al tiburón solrayo en Canarias


Mide más de cuatro metros de longitud, pesa unos 400 kilogramos y hasta hace unos años sólo había sido avistado vivo en la isla colombiana de Malpelo. Pero el tiburón solrayo ('Odontaspis ferox') se ha hecho un asiduo de las Islas Canarias. Desde 2006 ha sido observado en la Reserva Marina del Mar de las Calmas en la isla de El Hierro, donde ha reaparecido cada verano.

El investigador del Centro Oceanográfico de Canarias del Instituto Español de Oceanografía (IEO) Pedro J. Pascual Alayón prepara ya el seguimiento de esta enigmática especie, que se espera que llegue también este verano a las islas canarias. Los científicos esperan obtener más información sobre esta desconocida especie, incluida en la lista roja de la UICN en situación vulnerable.

El pasado verano, el fotógrafo submarino Francis Pérez llevó a cabo la más larga observación que nunca se haya hecho del tiburón solrayo. Los días 7 y 8 de agosto, se avistó, por quinto año consecutivo en la zona.

Estresados por los buceadores

Los científicos creen que habita a profundidades entre 400 y 1.000 metros y que, sólo las hembras,cada dos años, emergen a aguas costeras para alumbrar a sus crías. Hasta que en 1999 se observara al solrayo en las costas de la isla colombiana de Malpelo, jamás se le había observado vivo. “Su presencia generó una avalancha de buceadores que querían ver y filmar al animal”, explica Pedro J. Pascual Alayón. "Al principio era muy manso, dejándose incluso tocar, y, ahora, en cuanto detecta a un submarinista huye", añade.

Los avistamientos coinciden con el alumbramiento de sus crías. "El solrayo es una especie con un crecimiento muy lento. Puede llegar a vivir más de 40 años, su reproducción es bianual y cada hembra se cree que alumbra dos ejemplares en cada ocasión, lo que hace todavía más delicado el momento", subraya Pascual.

La especie ya había sido citada en aguas canarias. Los pescadores lo conocen como sarda. Se han registrado varias capturas accidentales de esta especie, especialmente en las islas occidentales donde existe un talud pronunciado y rocoso.

Los investigadores alertan del estrés que el buceo puede llegar a causar a la especie por lo que piden que se gestione y se temporalice esta actividad, estableciendo un tiempo máximo de observación, haciendo cupos y elaborando una lista de espera para buceadores.

Curiosa estrategia reproductiva

El solrayo tiene una estrategia reproductiva curiosa. Al contrario que la mayoría de peces, este tiburón produce muy poca descendencia, pero ésta es autónoma desde que nace. El solrayo es un animal ovovivíparo, es decir, sus crías nacen de un huevo pero éste se desarrolla y eclosiona en el vientre materno. Además, los embriones practican la adelfofagia o canibalismo intrauterino, esto significa que el mayor de la camada se alimenta de sus hermanos en las últimas fases del desarrollo. El ejemplar superviviente puede llegar a medir más de un metro tras el parto.

La escasa información de la que se dispone sobre la biología del solrayo es en gran medida por un pariente cercano, el tiburón toro ('Cacharhinus taurus'), bastante común en los acuarios del mundo.

Pedro J. Pascual, experto en tiburones, subraya la importancia de concienciar a la gente y transmitir la idea de que los tiburones no son enemigos peligrosos así como difundir un mensaje claro e inequívoco que fomente su protección y conservación, apunta Pascual.

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