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jueves, 10 de febrero de 2011

Rusia suprime el cambio horario


El presidente ruso, Dmitri Medvedev, ha anunciado la anulación de los cambios de horario anuales en su país. De este modo, la próxima primavera será la última vez que los rusos tengan que adelantar el reloj. A partir de entonces, la hora rusa será la GMT +4.

"He tomado la decisión de anular el paso al horario de invierno a partir del próximo otoño. Ya he tramitado una directiva en este sentido con el gobierno", ha declarado Medvedev en un encuentro con jóvenes científicos.

El cambio horario supone que cada otoño los relojes se retrasen una hora, y cada primavera se adelanten. Son numerosos los países del mundo que lo mantienen, con el objetivo de ahorrar energía, y cada año genera el mismo debate.

Obligatorio en la UE

El cambio de hora es de obligado cumplimiento en toda la Unión Europea. Comenzó a generalizarse en 1974, cuando por la primera gran crisis del petróleo algunos gobiernos decidieron adelantar una hora los relojes durante los meses de más luz -entre marzo y finales de septiembre- para reducir el consumo de electricidad.

En 1981 se adoptó una primera directiva comunitaria, que fue renovada cada cuatro años hasta que en enero de 2001 el Parlamento y el Consejo de la Unión aprobaron la novena, que daba carácter indefinido al cambio horario.

El Gobierno español decidió en marzo de 2002 incorporarla mediante un real decreto a nuestro ordenamiento jurídico, y así el último domingo de marzo los relojes se adelantan una hora y se retrasan el último de octubre, como en todo el territorio comunitario.

Una medida con muchos detractores

Muchos son los detractores de una medida cuyos resultados económicos ni la propia UE conoce con exactitud, ya que sus repercusiones, especialmente en verano, son muy distintas en función de la situación geográfica de los países y también diferentes en cada sector de actividad. "De ahí la dificultad —reconoce la UE— de alcanzar conclusiones universales".

El ahorro energético pretendido no es pues el mismo en un país del norte que en uno del sur. Más concretamente en España, no tiene las mismas consecuencias en Baleares que en Galicia, zonas entre las que existe una diferencia solar de una hora.

La Comisión Europea reconocía en 2000 que el ahorro energético era "relativamente modesto", entre un 0 y un 0,5%, tesis que corrobora Red Eléctrica de España, que lo considera "insignificante, no relevante". "De no producirse el cambio horario —informó un portavoz de Red Eléctrica— el consumo de más estaría en torno a los 40.000 megavatios hora al año, una cantidad insignificante frente a los cientos de miles de gigavatios que se consumen anualmente".

Efectos sobre las personas, sobre todo los bebés

El cambio de hora, según los expertos consultados, se soporta mejor en otoño que en verano, pero en ambos casos afecta al reloj biológico de las personas y provoca trastornos en el sueño especialmente en niños y ancianos.

Según dijo el pediatra José García Sicilia, del madrileño hospital infantil de La Paz, el cambio de otoño "afecta mucho a los bebés, pero menos que a los adultos. Para los más pequeños es peor el de verano, pues les supone levantarse antes".

En ambos casos, las consecuencias no son graves, "los problemas duran poco y nuestro organismo acaba acostumbrándose. Es cuestión de días", añade. "Es necesario -afirma la Comisión Europea en un informe- de uno a siete días para que la hora de despertar, la temperatura y la calidad del sueño se adapten al nuevo horario. En general —continúa— las perturbaciones desaparecen al cabo de una o dos semanas".

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