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miércoles, 9 de febrero de 2011

La lógica del capitalismo ha convertido la noticia en una variante de la publicidad

Le Monde Diplomatique

“Traficantes de información”.Pascual Serrano, Foca, Akal, Madrid 2010.


Podrá parecernos más o menos acertada la idea liberal según la cual la libertad de prensa y el derecho a la información coincidirían en la pluralidad de medios privados, pero lo menos que se puede decir es que se trata de una idea anticuada. Periódicos, radios y televisiones podían defender en otro tiempo intereses políticos e ideológicos diferentes porque en cualquier caso sus propietarios seguían siendo, mientras miraban de reojo el balance contable, propietarios de periódicos, radios y televisiones. Para un lector avisado, era muy importante averiguar quién hablaba, pero era también relativamente fácil. Uno de los descubrimientos del último libro de Pascual Serrano es el de que, si sigue siendo difícil informarse bien de lo que ocurre en el mundo, hoy es mucho más difícil informarse bien de lo que ocurre en los bastidores económicos de los medios de comunicación. La lógica del capitalismo -concentración, promiscuidad, opacidad, expansión y beneficios- se ha adueñado de tal manera del campo de la información que la noticia, por no hablar de la objetividad o la verdad, se ha convertido en una variante de la publicidad. El resultado es la degradación radical del debate ideológico, del derecho a la información y de los derechos laborales de los periodistas.

Es por eso que Pascual Serrano no habla de “vendedores” sino de “traficantes” de información, un término que remite a las zonas más en sombra del capitalismo. ¿Quiénes son los dueños de nuestros medios? ¿Quiénes son estos traficantes? Un impresionante trabajo de investigación permite a uno de los más rigurosos y comprometidos periodistas de nuestro país trazar una guía o cartografía completa de nuestros mediatenientes, el árbol genealógico -con sus enlaces dinásticos- de los que deciden qué debemos leer y a dónde debemos dirigir nuestra atención. Los medios son ya realmente independientes, no menos que la casa Coca-Cola o la Shell. De lo que se trata es de lo que lo sean los lectores y los gobiernos. Traficantes de información es un libro imprescindible en ese camino.

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