“Acusaciones de terror con cargos de perjurio”, titula esta mañana el New York Times con un largo resumen de la carrera criminal del agente CIA Luis Posada Carriles, el terrorista que la administración norteamericana se niega a acusar de terrorismo.
El diario neoyorquino cuenta como un “anciano cubano exilado” quien “trabajó con la CIA” y ha sido “vinculado” a atentados en La Habana y la destrucción de un avión en los años 70 debe comparecer en una corte de Tejas “no con cargos de terrorismo sino de perjurio”.
“La CIA ha entrenado y liberado un Frankenstein,” declaró Peter Kornbluh, el director del Archivo Nacional de Seguridad de la Universidad de Washington, al periódico. “Hace mucho tiempo que se debe identificarlo como terrorista y que tiene que responder de sus actos como terrorista”.
El Times señala como Posada fue objeto de una investigación por agentes federales de Nueva Jersey quienes se interesaron a pagos que le hicieron cubanoamericanos de Union City para actos de terrorismo”,
“Esta investigación nunca llevo a acusaciones ante un tribunal,” comenta el diario que no menciona la pertenencia a la Fundación Nacional Cubano Americana de los conspiradores.
LO COMPARAN CON AL CAPONE
En una extraña interpretación del caso, el Times reporta que “expertos” ven una similitud entre “la estrategia de la administración Obama” de no acusar a Posada de terrorismo sino de perjurio con los cargos de evasión fiscal llevados en su tiempo contra el gangster Al Capone.
Al señalar la larga carrera de Posada con la Agencia Central de Inteligencia (CIA), el rotativo recuerda la declaración del terrorista hecha a este mismo periódico en 1998 :”La CIA nos lo enseño todo — explosivos, como matar, usar bombas, sabotear”.
Después de relatar su evasión de una cárcel de Caracas – sin mencionar a la ayuda de la CIA en el hecho – el Times reconoce que reaparece de inmediato en El Salvador para manejar la operación de Ilopango – sin recordar al escándalo que generó.
“En 1997, reclutaba terroristas en El Salvador y Guatemala para aterrorizar a La Habana, dijo en entrevista con The Times. El intento, dijo, era solo para asustar los turistas”.
“Pero un turista, Fabio Di Celmo, de 32 años de edad, que vivía en Canadá, murió por una bomba en el lobby del hotel Copacabana el 4 de septiembre de 1997. Posada dice que tiene la conciencia clara con la muerte del hombre. Duermo como un bebe, dijo,” concluye el Times.
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