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domingo, 23 de enero de 2011

Los adolescentes reprochan a sus padres su adicción a la tecnología

Yorokobu


Se invierten los papeles. Los adolescentes son ahora los que se quejan de la adicción de sus padres a la tecnología. Es una de las principales conclusiones de
Alone Together, un libro que acaba de presentar Sherry Turkle, profesora del Massachussetts Institute of Technology (MIT).

Tras entrevistar a 450 personas para tratar de averiguar la forma en que las nuevas tecnologías se acoplan a nuestro día a día, Turkle considera que, “existe un estado general de confusión sobre si en la cultura de la conectividad nos prestamos la suficiente atención los unos a los otros”.

Para Turkle, este debate es especialmente relevante en el marco familiar donde afirma que los roles se han invertido: “Aunque la gente joven se confiesa heavy user de los dispositivos móviles, critican, a su vez, a sus padres por el tiempo que dedican a sus móviles”.

Algunos de los adolescentes entrevistados se quejaron, incluso, de la presencia de las BlackBerrys paternas en las comidas familiares.”Mis padres escriben mientras comemos. Estoy acostumbrado”.

La académica, sin embargo, reconoce que no todo en torno al binomio relaciones-tecnología es negativo. “Gracias a ellas, podemos establecer relaciones o mantenerlas con personas de todo el mundo”. Para la profesora del MIT, Internet está en su propia y rápida fase de desarrollolo lo que significa que no tenemos por qué sacrificar la sociedad tradicional por las nuevas aplicaciones online por muy populares que sean.

Pero ‘Alone Together’ no pretende dejar un mal sabor de boca. De hecho la autora asegura que estamos a tiempo de corregir muchos errores. Por eso, aunque el libro no incluye una lista de pasos a seguir, sí concluye con una serie de consejos sobre cómo restaurar el contacto humano en las relaciones familiares y sociales: “Debemos empezar con cosas muy simples. Algunas tienen que ver con buenas maneras. No utilizar el móvil durante la cena, en el recreo, en el coche o en la empresa”.

Lo importante es estar seguro de que las tecnologías no controlen nuestras vidas.”Si estamos compartiendo una actividad con nuestro hijo y no podemos hacerlo al 100% porque de repente nos encontramos escribiendo un sms, tenemos que retomar el control”.

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