Ahora, cuando la temperatura del agua alcanza sus cotas más bajas y la veda de pesca se abre, el erizo de mar vive su esplendor, algo que aprovechan bien desde hace veinte años en Palafrugell, donde La Garoinada es ya algo más que una sabrosa cita gastronómica para amantes del marisco y la buena cocina.
Lo que se propone a los 'gourmets' es que, más allá de probar la tierna y jugosa carne de los erizos, también se decidan a pasar una jornada llena de actividades en la Costa Brava en una época en que no suele hacerse. "El objetivo de esta campaña era desestacionalizar el turismo porque en estos meses incluso algunos restaurantes cerraban pero ahora abren por la campaña y enero y febrero no son meses tan duros económicamente", explica Silvia Beleña, Técnica de turismo del Institut de Promoció Econòmica de Palafrugell.
Esta campaña gastronómica, de las primeras que se hicieron en Cataluña, se ha reformulado y, desde hace tres ediciones, ya se ofrecen auténticos paquetes turísticos que completan el viaje.
Ahora se puede disfrutar de una noche de hotel con desayuno incluido, un menú con el plato estrella en uno de los restaurantes, una visita en un barco de época con aperitivo de erizos de mar a bordo y una serie de tickets para visitar gratuitamente otros encantos no menos apetitosos de la zona: la piscina municipal, la Fundación Josep Pla, el Centro de Interpretación del depósito de agua modernista de Can Mario, la Fundació Vila-Casas y el Jardín Botánico de Cap Roig.
Pequeñas dosis de exquisitez
Sin embargo, nadie olvida que el foco está puesto en el erizo, primer plato obligado del menú de los nueve restaurantes que participan en La Garoinada y manjar que se puede degustar sólo en forma de una docena debido a la veda, que no sólo marca la cantidad a comer (una docena por menú) sino también el momento de hacerlo. "Sabemos que si alargáramos la campaña un par de fines de semana se llenaría mucho más esta zona pero siempre hemos tenido muy claro que las fechas son inamovibles por el veto y porque a partir de marzo Palafrugell tiene otros mecanismos para reactivarse", concluye Beleña.
Así, hasta el 13 de marzo hay tiempo para saborear los erizos, regarlos con un buen vino de Perelada y acompañarlos, además, de un segundo plato típico de la zona como son los fideos a la cazuela y un dulce requesón que se cocina de formas diversas según el establecimiento.
'Delicatessen' conterráneas
Aunque, si nos es imposible elegir, siempre queda la opción de hacer una ruta gastronómica entre Palafrugell, Llafranc y Tamariu e ir probando cómo sirven estos platos en los diferentes restaurantes. Para los aficionados al rape y las cigalas, la elección puede ser la cazuela marinera de La Casona, mientras que los que prefieran las gambas, los calamares y las bocas, pueden visitar el Hostal La Llagosta. Todo ello, hecho con productos de la tierra y siguiendo recetas ampurdanesas, también en la fideuà de La Xicra o Xadó.
Asimismo, los que se derriten por lo dulce, pueden probar cómo combina con lo salado en Pa i raïm, que ofrece una picada de avellanas y chocolate maridada con los fideos.
Pero también los habrá que se fijen en el postre. Para ellos, el Far sirve un requesón de miel y piñones, mientras que los Hoteles Llafranch, Llevant y Tamariu tienen postres combinados con higos en diferentes modalidades: mousse en el primero, sopa en el segundo y confitura en el tercero. Un final dulce para una escapada de lo más salada.
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