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sábado, 1 de enero de 2011

La última noche del cigarrillo en el bar


Este 31 de diciembre, como cada fin de año, los españoles intentarán decir adiós a los malos momentos vividos en los 12 meses que terminan. Algunos se despedirán de esos familiares que viven fuera y al día siguiente retornan a sus ciudades o del novio que ha venido de visita por Navidad. Pero todos, sin excepción, tendrán que decir adiós al tabaco, que les ha acompañado durante toda la vida en las tertulias de los cafés, en las comidas de restaurantes o en las noches de copas.

Los cigarrillos ponen fin a su vida pública. La madrugada del 1 de enero entra en vigor la reforma de la ley que prohíbe fumar en todos los espacios públicos cerrados -bares, discotecas, bingos, restaurantes, estaciones, aeropuertos, transportes- así como en hospitales y áreas infantiles.

Por eso hoy, día en el que se trasnocha casi por obligación, muchos fumarán más de la cuenta. Por apurar esos pitillos estando de fiesta con los amigos y que el próximo fin de semana ya no se podrán fumar juntos en ese local. Por aspirar su dosis de nicotina en su bar preferido, el de siempre. Porque han hecho el firme propósito de dejarlo en enero o, por el simple hecho de saber que, por ley, a partir de mañana esa rutina de barra y ceniceros ya no se repetirá.

¿Qué pasará a partir de entonces? ¿Optarán los fumadores por dejar el hábito dadas las trabas puestas para dar esas caladas o se buscarán sus trucos para seguir con el cigarro entre los labios? Según opina la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (semFYC), más de tres millones de fumadores intentarán dejar el tabaco durante los cuatro primeros meses del nuevo año. "Calculamos que de los 10 millones de españoles que fuman, uno de cada tres se planteará abandonar el cigarrillo", explica el doctor Francisco Camarelles, del Grupo de Abordaje al Tabaquismo (GAT) de la semFYC, en declaraciones recogidas por Europa Press.

Pero que no se lleven a engaño: acabar con esta adicción no es fácil. Entre los que lo intentan, un 25% sólo aguanta un día sin fumar; el 40% entre dos y siete días y sólo un 12% supera los tres meses. Lo más importante para dejar el vicio, coinciden los expertos, es la fuerza de voluntad.

La polémica ha acompañado a esta ley desde el principio. Mientras tanto la actual ministra de Sanidad, Leire Pajín, como los miembros del Comité Nacional de Prevención del Tabaquismo -que agrupa a 40 sociedades sanitarias-, argumentan que "se trata de una norma necesaria que va en defensa de la salud pública", desde otros sectores como el de la hostelería afirman que es una medida de "prohibicionismo radical".

Sea como sea, en lo que sí están de acuerdo unos y otros es que su aplicación llevará un tiempo y el cambio no se producirá de golpe. Lo reconoció el día que se aprobó el texto legal la propia Pajín, que dijo que "no será ni fácil ni inmediato adaptarse".

Pero si se cumple o no, se verá a partir de mañana. Esta noche de Fin de Año, los locales que celebran un cotillón de Nochevieja se llenarán de humo, sin complejos. Los puros podrán pasar de mano en mano en los banquetes de los restaurantes sin temor a incumplir ninguna norma. Y, a la mañana siguiente, la ropa y el pelo olerán a tabaco. Por última vez.

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