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miércoles, 5 de enero de 2011

'En Haití todavía hay montañas de escombros que nadie ha quitado'

Casi un año después de que la tierra se abriera en Haití y se llevara por delante a 222.570 personas, Cruz Roja Española ha presentado un balance sobre la labor realizada en el país y la que queda por hacer. La sentencia de Antoni Bruel, coordinador general de Cruz Roja Española, ha sido firme: "es insostenible que un país pueda estar sin desescombrarse un año".

El panorama aún es desolador. "Todavía hay montañas de escombros sin que las haya quitado nadie", afirma Bruel. Las calles están llenas de basura, muchas casas siguen sin poder habitarse y resulta díficil hasta la instalación de algo tan fundamental como las letrinas, esenciales para hacer frente a la epidemia del cólera.

La Cruz Roja Española ha sido, después de la americana y la canadiense, la organización que mayor volumen de ayuda ha destinado a la isla. En España recaudó 42 millones de euros. Más de 32 fueron donados por la población (el 76,2% del total), cinco millones por las empresas (un 12%) y más de cuatro por el Gobierno y las Instituciones Públicas (un 10,2%).

Doce de esos millones se han empleado en 2010 en diversos programas de ayuda. Los principales objetivos han sido llevar a la población agua potable (más de 700.000 litros al día), saneamientos y atención médica (766.000 personas atendidas), así como instalar o reconstruir escuelas y viviendas. En los últimos meses a esto se le ha unido, además, la lucha contra el cólera.

Pilar Palomino, jefa de la Delegación de Cruz Roja Española en Haití, donde lleva dos años y medio, ha señalado un problema con respecto a la construcción o rehabilitación de viviendas. El Gobierno determina cuáles pueden repararse y cuáles no en cada ciudad, pero aún no ha evaluado todas las zonas. El ejemplo es Léogâne, que fue destruida casi en un 80% por el terremoto y aún sigue en ruinas, a la espera del veredicto de las autoridades.

Palomino también ha recordado que actualmente están llevando a cabo una compleja ayuda, en tres fases simultáneas (emergencia, reconstrucción y desarrollo). Tienen la dificultad añadida de la falta de liderazgo político, en un país con instituciones tradicionalmente frágiles. Pero alguien tiene que seguir ayudando, añade, porque después de un año la población de Haití necesita "soluciones definitivas".

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