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jueves, 30 de diciembre de 2010

En el Solís. Concierto de Daniel Viglietti y la Banda en Sol Mayor


Este año Viglietti se ha presentado en diversos escenarios de nuestro país, en capital e interior, así como en España, Francia, Suecia, Alemania, Bélgica, Venezuela y Panamá.

Esta noche a partir de la hora 21.30 en nuestra sala mayor ofrecerá un recorrido por su vasta producción desde "Impresiones para canto y guitarra" de fines de los año 60, hasta "Trabajo de hormiga" , e incluirá algunas canciones que aún no han sido registradas en disco. Acompañado por la Banda en Sol Mayor integrada por Andrés Bedó (piano y teclados), Carlos da Silveira (guitarras), Pablo Somma (flautas) y Jorge Trasante (percusión), Viglietti, despide el año en Solís.

Tal vez sea una reiteración, pero siempre es bueno recordar que este hombre que nació en Montevideo el 24 de julio de 1939, es un creador que forma parte de una generación de músicos, poetas y cantores que marcó un antes y un después -al promediar la década del sesenta- en la cultura musical uruguaya afiliada a una estética contestataria y representativa de la identidad aluvional de los uruguayos, una generación que posee, evidentemente, una irradiación iconográfica muy potente. Se trata entonces de un artista que seduce y atrapa a quien lo escucha por su modo de observar e interpretar el devenir de la sociedad humana.

Su extensa producción contiene un mensaje en el que esencialmente poco o casi nada se modifica en lo que respecta a los contenidos aunque sí, tal vez, en sus formas de discurso.

Como hemos reseñado en otra oportunidad -vale recordarlo, sobre todo para las nuevas generaciones- Viglietti estudió con el maestro Atilio Rapat y en el Conservatorio Nacional de Música. Luego, a fines de los años cincuenta se dedicó a la canción popular en base a sus propias composiciones o a las creadas sobre textos de Federico García Lorca, César Vallejo, Juan Cunha, Idea Vilariño, Mario Benedetti y Washington Benavídes, entre otros.

En nuestro país desarrolló una intensa actividad como intérprete, compositor y docente. Su discografía se inició en 1963 con Impresiones para canto y guitarra, y Canciones folclóricas (Antar Telefunken), obteniendo el Premio del Círculo de la Crítica del Disco. Luego grabó y editó Hombres de nuestra tierra (Antar, 1964); Canciones para el hombre nuevo (Orfeo, 1968); Canto Libre (Orfeo, 1969); Canciones chuecas (Orfeo, 1971); Trópicos (Orfeo, 1973).

En 1972, en medio de la represión desatada por el gobierno de Juan María Bordaberry, autoritarismo que anunciaba la dictadura cívica militar que se institucinalizó un año después, Viglietti fue detenido al igual que miles de compatriotas. Liberado gracias a la solidaridad del pueblo y a una campaña internacional apoyada por figuras de la talla de Miguel Angel Asturias, François Miterrand y Jean Paul Sartre, más tarde, como otros cantores populares, tomó el camino del exilio. Se radicó en París, Francia, durante once años, donde continuó su carrera de compositor e intérprete, realizando paralelamente una amplia actividad internacional. En Europa reeditó varios de sus discos anteriores y publicó Viglietti en vivo.

El primero de setiembre de 1984 retornó a Uruguay cuando la presión popular obligó a la dictadura cívico militar a dar paso a la transición hacia la democracia. Viglietti fue recibido por miles de compatriotas y el mismo día brindó un recital en el estadio de fútbol Luis Franzini ante veinte mil personas.

Desde su regreso ha publicado varios fonogramas: entre ellos se destacan Trabajo de hormiga (Music Hall, 1984), Por ellos canto (Orfeo, 1984), A dos voces volúmenes I y II, junto a Mario Benedetti, Esdrújulo y Devenir.

También se han reeditado en formato compacto todos sus fonogramas. Referente de la canción popular uruguaya, Viglietti despliega una intensa actividad solidaria en varias regiones del mundo defendiendo la memoria en un trabajo de hormiga, que como él mismo ha definido es frágil y tenaz, es un trabajo que intenta explorar desde la música y la palabra el alma y el cuerpo de una época y una geografía.

Este fin de año, otra vez guitarra en mano vuelve entonces a ofrecer cantos que son micromundos en que conviven los labios del yo con las manos del nosotros.

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