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jueves, 4 de noviembre de 2010

A EEUU se le cayó el maquillaje demócrata

Estados Unidos le ha dicho al mundo, con el resultado de las elecciones del pasado martes a favor de los republicanos, que nadie puede esperar de ese país otra cosa que no sean más problemas para esa sociedad que se derechiza.

Si bien el Partido Demócrata y el presidente Barack Obama no cumplieron con las expectativas que habían puesto los estadounidenses en las última elecciones nacionales, nadie puede negar que esa sociedad comienza a recorrer un camino incierto, pleno de peligros y de incertidumbres.

Es verdad que los últimos años se hizo muy difícil distinguir con precisión los gobiernos republicanos de los demócratas, pero está en la tapa del libro que lo mejor del pensamiento de Estados Unidos ha partido siempre desde la trinchera del Partido Demócrata.

Estados Unidos se encuentra hoy con el peor escenario: la crisis económica y social de la mano del resurgir del pensamiento conservador tradicional que se ha expresado siempre en el Partido Republicano. A esta realidad se le agrega que en el seno del conservadurismo ha surgido una corriente ultraderechista, aún de pequeña envergadura electoral, que se expresa en lo que se ha dado en llamar Tea Party, que se lleva parte del crédito de haber reanimado la base conservadora que había quedado postrada tras la derrota en las legislativas del 2006 y las presidenciales del 2008.

Con la elección de Marco Rubio (hijo de exiliados cubanos), por Florida, el movimiento de base conservadora parece consolidarse como una facción importante dentro del Partido Republicano, con la intención de reeditar la vieja derecha estadounidense.

Junto a este fenómeno de derechización, le toca a la Casa Blanca negociar con un Congreso dividido para continuar las reformas que estaba desarrollando, con timidez, el presidente Obama, quien ha salido del acto electoral profundamente debilitado y sin fuertes referentes que lo acompañen.

Si bien no hay un cambio en el Poder Ejecutivo de Estados Unidos, el peso sustancial de los republicanos en el Congreso va a intentar empujar a Obama hacia posiciones más de derecha, que sin la menor duda se van a reflejar en su política exterior.

Ante este cambio político, a Latinoamérica y el Caribe no le cabe otro camino que seguir trabajando por la integración al sur del Río Bravo, con el fin de lograr un mayor peso independiente en el concierto mundial.

En esta estrategia de unidad y convergencia de gobiernos, partidos y pueblos, se vuelve urgente la inmediata designación del secretario general de la Unasur, ante la ausencia de Néstor Kirchner.

El maquillaje demócrata se ha caído en parte luego de las elecciones legislativas. Son horas de poner las barbas en remojo.

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