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miércoles, 18 de agosto de 2010

Torturas, mentiras y cintas de vídeo


Cuando salió a la luz pública que la CIA había realizado 92 grabaciones de los interrogatorios a dos presuntos cerebros de los atentados del 11-S en las que se veían prácticas de tortura como el 'waterboarding', la agencia de espionaje aseguró que todas las cintas habían sido destruidas. Sin embargo, según ha sabido la agencia Associated Press (AP),dos de ellas se salvaron de la quema. El Departamento de Justicia lanzó una investigación sobre el contenido y destrucción de las cintas que aún sigue en curso.

Citando fuentes anónimas de la administración, AP asegura que un funcionario de la CIA encontró por casualidad dos cintas metidas en una caja debajo de la mesa de su despacho en el año 2007. En las cintas, que incluirían también una grabación de audio, se puede ver un interrogatorio en una cárcel de Rabat a Ramzi Binalshibh , un yemení de 38 años, considerado uno de los cerebros del 11-S.

A diferencia de las otras 92 grabaciones, la cinta no contendría la aplicación a los sospechosos de las polémicas "técnicas de interrogatorio reforzadas" de la administración Bush, que para las asociaciones de derechos humanos constituyen torturas. "Las dos cintas, que se filmaron y encontraron hace años, muestran un tipo sentado frente a una mesa contestando preguntas", explica una funcionaria que ha tenido acceso a la grabación.

Así pues, el mayor interés de las cintas radica en que podría revelar cuál era el rol de los agentes estadounidenses, y marroquíes en el interrogatorio. Durante los meses posteriores al 11-S, numerosos sospechosos de pertenecer a Al Qaeda fueron interrogados y torturados en las llamadas 'cárceles secretas de la CIA'.

Estas prisiones estaban situadas en países donde no se respetan los Derechos Humanos, lo que permitía llevar a cabo los malos tratos sin el riesgo de sufrir posteriormente consecuencias penales. Las versiones sobre qué sucedió en esos interrogatorios y cuál era la nacionalidad de los agentes que los llevaban a cabo, difieren entre los detenidos, las autoridades locales, y las estadounidenses.

Binalshibh fue interrogado en el año 2002 una cárcel cerca de Rabat, que ha recibido numerosas denuncias por parte de asociaciones de derechos humanos por los malos tratos que reciben los presos. Las grabaciones del interrogatorio podrían jugar un papel importante en su juicio. Gracias a ellas, se podrían demostrar las alegaciones de los abogados de la defensa, que sostienen que el reo yemení sufre serios trastornos psicológicos a causa de la presión a la que fue sometido durante los interrogatorios.

Actualmente, Binalshibh que está recluido en Guantánamo, recibe un tratamiento para la esquizofrenia con varias pastillas diarias. En un primer momento, las autoridades querían someterlo a un proceso militar, y solicitar la pena de muerte. Sin embargo, la administración Obama declaró que pretendía que, como el del otro cerebro del 11-S, Jalid Sheij Mohammed, fuera procesado por un tribunal civil. No obstante, la administración está encontrando serias trabas para tirar hacia adelante sus planes.

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