Este viernes una de las muchas personas que se encontraba por los montes de la comarca Ripollès buscando setas ha localizado el cuerpo sin vida de un vecino de Mataró de 58 años que había salido el día anterior con un amigo en busca de este preciado manjar y no había regresado. En nueve días tres buscadores de setas han fallecido en esta comarca y las autoridades han hecho un llamamiento para que la gente que va a buscar de setas extreme las precauciones.
Rafael R. Q. de 58 años, salió el jueves por la mañana a buscar setas por la zona de Tregurà de d’Alt, en Vilallonga de Ter con un amigo, se separaron y éste no apareció a la hora de comer. Inmediatamente los equipos de emergencias salieron en su búsqueda. Este viernes a primera hora de la tarde otra persona que estaba por el monte localizó su cuerpo sin vida. Posiblemente había resbalado y había caído de unos 15 metros de altura.
El pasado día 18 un anciano de 76 años vecino de Santa Pau que buscaba setas con su hijo por la zona de Espinavell, en el término municipal de Molló, falleció al caer por un terraplén, según todos los indicios, después de haber sufrido un desfallecimiento. Dos días más tarde un vecino de Barcelona de 69 años que fue a buscar setas por la montaña de Sant Isidre de Llanars sufrió un infarto y llegó cadáver al centro sanitario.
Las abundantes lluvias caídas en esta zona en las últimas semanas y los atractivos programas de búsqueda de setas han hecho que centenares de personas se decidan a adelantar la temporada e ir a la aventura en busca de este alimento. El jefe de los Bomberos de la región de Girona, Enric Cano, ha hecho un llamamiento para que todas aquellas personas que decidan ir a la montaña a buscar setas vayan bien preparadas.
Esto significa, según Cano, que "deben llevar siempre el móvil encima, un calzado apropiado para resbalar lo mínimo posible, y sobre todo en estos días de extrema calor deben llevar botellas de agua para hidratarse". El jefe de los Bomberos de Girona ha recordado que muchas veces estos accidentes se ven precedidos por mareos que pueden acabar con una caída mortal por un terraplén o precipicio, dependiendo de la zona donde se encuentren.
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