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lunes, 19 de julio de 2010

Ramadán bajo el sol de agosto

Trabajar en la recolección de la fruta de Lleida en pleno mes de agosto, con temperaturas que pueden rozar los 40 grados, es muy duro, pero hacerlo sin comer ni beber de sol a sol por seguir el Ramadán -uno de los cinco pilares del islam- puede poner en peligro la salud de quien lo practica.

Las consecuencias de trabajar en condiciones extremas de calor pueden ser muy graves si no se ingiere ningún líquido. Puede causar deshidratación, lipotimias, bajadas de tensión, trombosis e infartos en los trabajadores que decidan ayunar voluntariamente durante un mes por motivos religiosos. Así lo entiende el sindicato agrario Asaja de Lleida, el primero en hacer firmar a los temporeros musulmanes un documento que exime al empresario de cualquier problema de salud derivado de la práctica del Ramadán, que este año empezará el 11 de agosto, coincidiendo con el punto álgido de la campaña de la fruta.

Pere Roqué, presidente de la Asociación de Jóvenes Agricultores, el tercer sindicato en representatividad del campo, considera que la medida está plenamente justificada y, además, está amparada en la Ley de Prevención de Riesgos Laborales. "No es algo que nos hayamos sacado de la manga. Queremos prevenir antes que curar", señala en referencia a los riesgos que puede comportar para la salud no comer ni beber nada durante todo el día mientras se trabaja en pleno agosto en la recogida de la fruta.

El año pasado, el Ramadán se celebró en septiembre, cuando las temperaturas son más benignas, y dos o tres trabajadores sufrieron bajadas de tensión. Esta circunstancia, sumada a la fuerte crisis de precios del sector y a la incertidumbre creada por el retraso en el inicio de la campaña, que puede perjudicar la comercialización de la fruta, ha hecho mover ficha al sindicato para no cargar otros riesgos en la espalda del agricultor. La normativa, recuerda Roqué, tiene un punto específico sobre el trabajo en condiciones extremas de calor y aconseja beber al menos medio litro de líquido diario.

"Es muy respetable que una persona quiera seguir el Ramadán, pero también ha de entender que el empresario no puede tener ninguna responsabilidad si le pasa algo por no querer beber. La situación de los agricultores ya es bastante precaria como para tener que hacer frente a posibles accidentes laborales como éstos", añade el responsable de Asaja.

Esta organización agraria tiene previsto contratar durante la presente campaña unos 1.000 temporeros. Roqué explicó ayer que de los 188 temporeros que se han contratado hasta la fecha para realizar tareas agrícolas en Lleida, un centenar han declarado ser musulmanes practicantes del ayuno y todos ellos han aceptado firmar el documento que exime al empresario de cualquier responsabilidad, después de ser informados convenientemente. "Todos han entendido la situación".

El sindicato ofrecerá charlas informativas a los trabajadores y empresarios para que conozcan la legislación y los riesgos de trabajar en situaciones de calor extrema. Otros sindicatos, como el mayoritario Unió de Pagesos (UP), no descarta aplicar la medida si tiene el respaldo jurídico de la Administración, ya que, de lo contrario, podría optar por no contratar trabajadores de este colectivo. La asociación musulmana Magrebeida reconoce que trabajar en el campo durante el Ramadán es duro y considera lógico que los empresarios quieran guardarse las espaldas.

Mourad El-Boudouhi, presidente de la Asociación Watani para la Libertad y la Justicia de Lleida, se muestra en contra de que se haga firmar el documento a los temporeros musulmanes. La medida, a su juicio, es inapropiada, incorrecta e inoportuna, porque va contra la voluntad de las personas y muchos musulmanes piensan que es un ataque al islam. El Boudouhi afirma que un trabajador musulmán puede trabajar perfectamente en agosto con elevadas temperaturas sin beber ni comer y no por eso tiene que pasarle nada, ya que desde pequeños están acostumbrados y lo aguantan bien. También dice que han consultado con un despacho de abogados y les han asegurado que el documento no tendría validez en caso de que el temporero tuviera un problema serio de salud y de ello sería responsable el empresario.

Fuentes del Departamento de Trabajo en Lleida han expresado sus dudas sobre la validez del documento firmado por estos trabajadores y han asegurado que el empresario no podría eludir su responsabilidad si uno de ellos tiene un problema de salud a causa de trabajar en tales condiciones. "Realmente, es una cuestión nueva, pero pensamos que ese documento, en un supuesto grave, sería papel mojado y el empresario tendría que responder ante la ley por haber contratado a una persona que no estaba en condiciones de trabajar", aseguran fuentes de Trabajo.

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