.

.

viernes, 2 de julio de 2010

El saldo de la primera noche sin seguridad tras 18 años en Aparicio Saravia y San Martín, fue peor de lo esperado. Los vecinos entraron en pánico en m

Más allá de la euforia. De los hinchas que vienen para Sudáfrica ahora, y sólo para este partido. De que en 18 de Julio coloquen pantallas gigantes. Más allá de todo ese folclore, de todo ese color, en lo estrictamente futbolístico, el encuentro de hoy entre Uruguay y Ghana es, como reflexionó el otro día Tabárez: "Pensamos que es el más importante del fútbol uruguayo en los últimos 40 años".

No se trata de una clase de historia del maestro: desde aquel cotejo jugado en 1970 en el estadio Azteca de México, y que los celestes le ganaron en forma casi épica, dramática, a la entonces poderosa Unión Soviética con un gol convertido por Víctor Espárrago en el alargue, "la Celeste" no tuvo nunca más la posibilidad de acceder a las semifinales de los mundiales.

El hito y su importancia, entonces, son claros. Su significado resulta indudable. De ahí todo lo demás, lo que está por fuera y, en suma, tiene también que ver con la trascendente instancia.

La pregunta, si acaso, por encima de la nube de sospecha o inquietud que generó la supuesta designación por parte de FIFA del árbitro inglés -después que un grueso error de una terna arbitral uruguaya perjudicara a Inglaterra en el partido donde quedó eliminada en octavos de final ante Alemania-, es cómo llega Uruguay a este cruce.

Justo un partido que también es histórico para Ghana, que jamás había llegado a esta altura en los mundiales, y que quizá no sólo en el aliento mayoritario que tendrá en las tribunas, sino también por la circunstancia de que sería "políticamente correcto" para el "establishment" del fútbol internacional que una selección africana -justo en la vez que el campeonato se juega en África- logre estar en las semifinales, puede ostentar la siempre favorable condición de locatario.

En ese sentido, se puede asegurar que Uruguay está mentalmente muy bien preparado. Como lo demostró -una vez más en lo que va del Mundial- ante Corea del Sur el sábado pasado, en ese aspecto el equipo está fuerte, impecable.

Y eso, por ahí, incide, gravita, porque en fútbol -como en otros órdenes de la vida- la fortaleza espiritual y las ganas pueden hacer que el físico llegue a niveles de rendimiento que podría no estar en condiciones de alcanzar, por el desgaste y el cansancio acumulados no sólo en el Mundial, sino por la acumulación de partidos que han hecho varios de los futbolistas celestes a lo largo de una intensa y extensa temporada.

Por esa razón, pues, cabe aguardar que -mediante ese "mix" de mente y cuerpo, de músculos y alma- Uruguay llegue "en el máximo del potencial" físico, como dijeron el profesor Herrera y Tabárez.

Si es así, y no hay porqué dudar que el pronóstico de ambos sea asépticamente profesional y no esté "cargado" con datos más subjetivos aportados por la confianza y la esperanza, Uruguay está preparado, llega con todo, para jugar ante Ghana.

Y, por cierto, este elenco africano es un rival que, precisamente, finca en los atributos físicos de sus jugadores, que son fuertes y rápidos, gran parte de sus posibilidades de salir triunfante.

Así, por ejemplo, fue que le ganó el cotejo de octavos de final a Estados Unidos. Y también de esa manera, metiendo cuerpo y velocidad le complicó el panorama al elenco que hasta la fecha se ha mostrado más solvente: Alemania.

Quizá por ese motivo, tomando en cuenta las características del adversario es que el entrenador celeste cambia el planteo táctico, fortaleciendo el mediocampo y "subiendo" a Diego Forlán arriba, para que el delantero no tenga recorridos tan largos y deje menos energías en su intento de llegar en donde más pesa: el área contraria.

Con Forlán arriba, queda bien claro, Uruguay podrá también sacar rédito de uno de los aspectos que menos convincentes ha tenido el conjunto africano: su retaguardia.

Si bien el arquero ha jugado un papel protagónico, el fondo ha ofrecido ventajas que seguramente quieren ser explotadas con todo el potencial goleador -obviamente sumando a Luis Suárez- de Uruguay adentro del área.

Según Tabárez, en el plano físico los ghaneses no parecen tan duros como los coreanos; pero, si no defienden mucho mejor, tienen más técnica para definir en el área adversaria. Y tampoco -por más africanos que sean- le atan los zapatos, por poner el ejemplo de otras selecciones que están en cuartos de final, a Argentina, Brasil o Alemania.

En resumidas cuentas, tanto por el significado del partido como por las circunstancias, que lo hacen accesible pero no fácil, tan perdible como ganable, la de hoy es una parada histórica en la que el fútbol uruguayo -a través de su selección- se juega "de cuerpo y alma".

En ellos va la ilusión de la gente. Y la tranquilidad puede estar por el lado de la entereza que ha mostrado el grupo en todo momento.

Las cifras

1970 Último mundial que Uruguay pudo meterse entre los cuatro mejores. Brasil, Italia, Alemania y la "Celeste".

26 Goles tiene Diego Forlán en la selección uruguaya. Está a cinco del récord de Héctor Scarone.

13 Goles suma con la camiseta celeste el salteño Luis Suárez. Tres de ellos los convirtió en este Mundial.

4 Partidos consecutivos es lo máximo que acumula Uruguay sin derrotas en un Mundial. Hoy puede superarlo.

Marca

Ghana es la selección que más goles ha recibido de todas las que están en los cuartos de final. Los africanos sufrieron tres goles. Menos de uno por partido.

Saldos

Uruguay tiene un registro de seis goles a favor y uno en contra. Eso le da un saldo favorable de +5. Ghana, en tanto, convirtió cuatro y recibió tres. Eso le da +1.

En capilla

Diego Lugano, Mauricio Victorino y Jorge Fucile tienen una tarjeta amarilla. En caso de recibir una ante Ghana y Uruguay avanzar se perderán la semifinal.

No hay comentarios: