La madrugada de este domingo, 28 de marzo, ha comenzado el horario de verano. A las 2 horas de la madrugada se ha adelantado una hora el reloj para cumplir la directiva comunitaria que rige el 'cambio de hora' y que afecta a todos los países miembros de la UE.
Desde que empezó a aplicarse, el 'cambio de hora' ha generado controversia y ha tenido partidarios y detractores ya que, a pesar del ahorro de energía, los cambios horarios pueden afectar al reloj biológico y provocar trastornos, sobre todo en niños y ancianos.
Según estimaciones del Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE), se puede ahorrar un 5% del consumo de electricidad, equivalente a 300 millones de euros.
El 'cambio de hora' se inició durante la Primera Guerra Mundial para ahorrar carbónno fue hasta 1974 cuando empezó a generalizarse. A raíz de la primera crisis del petróleo, algunos países, entre los que se encontraba España, decidieron adelantar sus relojes para aprovechar mejor la luz del sol y gastar menos electricidad en iluminación. aunque
En 1981 la UE aprobó una directiva comunitaria que lo regula y que afecta a todos los estados miembros, que deben cumplirla obligatoriamente. En 2001 se aprobó la Novena Directiva, que establece que las fechas de inicio del periodo de la 'Hora de verano' (en la que, como ahora, adelantamos el reloj una hora) y su finalización (retrasamos una hora el reloj) son el último domingo del mes de marzo y el último domingo del mes de octubre, respectivamente.
Desajuste de horarios
El 'cambio de hora' puede producir "irritabilidad" y "somnolencia" en algunas personas, aunque a la larga supone un beneficio en las relaciones personales, según explica el psicólogo Valentín Martínez-Otero.
Sin embargo, considera que en la mayor parte de los casos son síntomas pasajeros y atenuados". En general, "se produce una buena adaptación al nuevo horario que no suele durar más de unos pocos días".
En el caso de los niños en edad escolar, este experto advierte, en declaraciones a Europa Press, de que "pueden notar igualmente más sueño durante los primeros días, algo que puede compensarse con la flexibilidad del período vacacional iniciado". En el caso de los bebés afirma que "no tiene por qué advertirse".
A la hora de afrontar este cambio recomienda "extremar la prudencia" en actividades como la conducción, "no sea que la disminución del sueño se traduzca en accidentabilidad". Asimismo, señala que la mejor manera de adaptarse al cambio es tratando de modificar los hábitos gradualmente, "de manera que la transición sea lo más atenuada posible".
Finalmente, Martínez-Otero recuerda que a la larga es positivo el cambio horario, ya que "un mayor número de horas de luz anima a que se cultiven las relaciones interpersonales, así como el disfrute de actividades al aire libre. Así pues tiene en muchas personas un beneficioso impacto en el bienestar general".
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