"A Adriá prácticamente no lo vi. Para mí eso fue muy frustrante porque, como mucha gente, soñaba con ir a comer a su restaurante, aunque personalmente creo que él no hace una verdadera cocina. Además, yo era un cliente diferente y me hizo sentir como un cliente cualquiera. Me decepcionó. Esta fue la gota que colmó el vaso y me dije: "¡Se acabó!".
Así explica el gastrónomo suizo Pascal Henry, protagonista del 'sinpa' más sonado de la historia. Sentado en un local a orillas del lago suizo Lemán, delante del plato del día, cuenta por qué se marchó sin dejar rastro -y sin pagar la cuenta- del restaurante español El Bulli.
Una noche de junio de 2008, los responsables del restaurante gerundense El Bulli telefonearon a los Mossos d'Esquadra para denunciar que un crítico gastronómico al que atendían se había esfumado. No hubo ni una sola pista que indicara su paradero y el caso se dió por cerrado. Nada se supo del gourmet hasta que el 16 de diciembre, de buenas a primeras, llamó a un amigo.
Pascal Henry quería escribir un libro sobre los tres estrellas del planeta. El Bulli hacía el número 40 de los 68 restaurantes establecidos en la guía Michelin, pero tras su visita al de Ferrán Adriá interrumpió bruscamente su proyecto, apadrinado porel gran chef francés Paul Bocuse, padre de la nouvelle cuisine.
No parece el de las fotos que se difundieron tras su desaparición. Ha adelgazado. Hoy pesa 78 kilogramos, cuando hacía las mesas llego a pesar más de 100. Ha cumplido 46 años y vive en Ginebra. Parece frágil. "Estoy destrozado. Desde enero he perdido 35 kilos, no tengo trabajo, ni dinero. Esta historia me ha aislado de la sociedad", dice en los aperitivos de su encuentro con Crónica.
P.- ¿Qué pasó exactamente en El Bulli?
R.- Llegada la noche de la cena, abrazos efusivos con Soler y, enseguida, me anunció que debía partir y se marchó sin hacerme un poco de compañía. Lo mismo con Adriá, al que prácticamente no vi... Yo era un cliente diferente y me hizo sentir como uno cualquiera, me decepcionó. Esta fue la gota que colmó el vaso y me dije: "¡Se acabó!".
P.- ¿Recuerda qué comió?
R.- No, no me acuerdo de nada, absolutamente de nada. Siempre he dicho que voy a comer a demasiados restaurantes y la comida de Ferrán Adriá, como le he dicho, no es una verdadera cocina.
Llega el momento de pagar la cuenta y aprovecho para preguntar a Henry qué pasó con la factura del Bulli. "Eso está arreglado. Se la enviaron a mi tío y él la pagó".
Así explica el gastrónomo suizo Pascal Henry, protagonista del 'sinpa' más sonado de la historia. Sentado en un local a orillas del lago suizo Lemán, delante del plato del día, cuenta por qué se marchó sin dejar rastro -y sin pagar la cuenta- del restaurante español El Bulli.
Una noche de junio de 2008, los responsables del restaurante gerundense El Bulli telefonearon a los Mossos d'Esquadra para denunciar que un crítico gastronómico al que atendían se había esfumado. No hubo ni una sola pista que indicara su paradero y el caso se dió por cerrado. Nada se supo del gourmet hasta que el 16 de diciembre, de buenas a primeras, llamó a un amigo.
Pascal Henry quería escribir un libro sobre los tres estrellas del planeta. El Bulli hacía el número 40 de los 68 restaurantes establecidos en la guía Michelin, pero tras su visita al de Ferrán Adriá interrumpió bruscamente su proyecto, apadrinado porel gran chef francés Paul Bocuse, padre de la nouvelle cuisine.
No parece el de las fotos que se difundieron tras su desaparición. Ha adelgazado. Hoy pesa 78 kilogramos, cuando hacía las mesas llego a pesar más de 100. Ha cumplido 46 años y vive en Ginebra. Parece frágil. "Estoy destrozado. Desde enero he perdido 35 kilos, no tengo trabajo, ni dinero. Esta historia me ha aislado de la sociedad", dice en los aperitivos de su encuentro con Crónica.
P.- ¿Qué pasó exactamente en El Bulli?
R.- Llegada la noche de la cena, abrazos efusivos con Soler y, enseguida, me anunció que debía partir y se marchó sin hacerme un poco de compañía. Lo mismo con Adriá, al que prácticamente no vi... Yo era un cliente diferente y me hizo sentir como uno cualquiera, me decepcionó. Esta fue la gota que colmó el vaso y me dije: "¡Se acabó!".
P.- ¿Recuerda qué comió?
R.- No, no me acuerdo de nada, absolutamente de nada. Siempre he dicho que voy a comer a demasiados restaurantes y la comida de Ferrán Adriá, como le he dicho, no es una verdadera cocina.
Llega el momento de pagar la cuenta y aprovecho para preguntar a Henry qué pasó con la factura del Bulli. "Eso está arreglado. Se la enviaron a mi tío y él la pagó".
EM-E
No hay comentarios:
Publicar un comentario