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lunes, 12 de agosto de 2013

Los robos con 'burundanga' se extienden por Alicante

Al menos cuatro mujeres han sufrido este verano en distintos municipios de la comarca de la Vega Baja, en Alicante, robos con violencia e intimidación por parte de grupos delictivos organizados que utilizan un compuesto para cometer sus acciones conocido como Burundanga. Con este nombre se hace alusión a una droga llamada escopolamina procedente de Sudámerica y utilizada secularmente por sus habitantes por sus "efectos mágicos" al estar considerada como una droga altamente tóxica.
La escopolamina ocasiona de forma inmediata delirios e inhibe la voluntad entre otras afecciones, llegando incluso a causar la muerte. Esta práctica delictiva ya ha sido detectada en otros puntos de la provincia por parte de los Cuerpos y Fuerzas de seguridad del Estado.
El 'modus operandi' consiste en impregnar en hojas de papel escritas a mano el alcaloide procedente de la planta cuyos efectos ocasionan la pérdida de voluntad de la persona que lo inhala, quien queda a expensas por completo de las órdenes de los delincuentes.
Los cuatros casos del método Burundanga, que han sido constatados por este periódico hasta el momento, han tenido lugar en Orihuela, Almoradí, Pilar de la Horadada y Rojales. Se da la circunstancia que tres de las cuatro mujeres asaltadas son de origen latinoamericano y la cuarta magrebí. Los integrantes de las bandas organizadas también son mujeres, todas de procedencia sudamericana.
Según fuentes policiales consultadas, ya han sido detectadas al menos tres grupos diferentes de mujeres en la comarca de la Vega Baja que siempre actúan en pareja y todas proceden de Sudamérica.

Última denuncia

El último caso tuvo lugar recientemente en Rojales y la víctima fue O.M.A.J. una joven de nacionalidad ecuatoriana de 35 años.
Según reza en la denuncia presentada por la joven ante la Guardia Civil, hace unos días cuando iba andando junto a sus hijos de 13 años y de 9 meses por una de las calles principales de Rojales, casi lindando con el barrio de Los Palacios de Formentera del Segura, donde reside, fue abordada por dos mujeres de origen sudamericano que empezaron a hablar con ella para preguntarle sobre el lugar donde se encontraba la Casa del Pueblo ya que en este sitio había una tercera persona esperándolas para darles trabajo.
Al comunicarles que no conocía la dirección le acercaron a la cara de forma insistente un pequeño papel con un texto escrito a mano a la vez que la seguían mientras continuaba andando en compañía de sus dos hijos menores de edad. A unos 100 metros del primer contacto, relata la afectada, "sentí algo en la cabeza, comencé a sentirme mareada, las piernas me pesaban a la vez que me preguntaban de dónde era, si estaba casada o cuántos hijos tenía".
La dos mujeres delincuentes incluso cogieron en un primer momento en sus brazos al menor de 9 meses, a lo que respondió su víctima arrebatándoselo de inmediato. A continuación O.M.A.J. se desplazó hasta un locutorio de telefonía cercano al lugar de los hechos y propiedad de un conocido para pedirle 300 euros, a la vez que su hijo mayor "fue retenido por las dos mujeres impidiendo ir con su madre" según refleja la denuncia.

'Fuera de control'

Relata la joven asaltada que en esos momentos "estaba fuera de control y la cabeza me daba vueltas, no sé cómo les di los 300 euros, desde ese momento ya no recuerdo nada". Lo que sucedió a continuación explica, lo ha ido recordando con el paso de los días y por lo que le contó su hijo de 13 años.
Los hechos denunciados continuaron tras la entrega del dinero, cuando junto a sus hijos y las dos mujeres, la joven ecuatoriana se desplazó hasta su vivienda del barrio de los Palacios donde les entregó joyas por un valor aproximado de 1.700 euros. "Me pedían y yo les daba, como una muñequita; el ordenador portátil no lo quisieron. Solo me faltó darles a mis hijos y ponerles un café", lamenta.
La víctima asegura que lo importante ahora es que todo el mundo esté alerta, que esté informado de estas cosas y que esto no vuelva a ocurrir porque "lo esencial es no sufrir daños personales. El dinero y las joyas se pueden reponer".
La víctima del grupo organizado, que reside en España desde hace 10 años, explica que tardó varios días en recuperar su estado normal y en estos momentos se encuentra en tratamiento médico. "A los tres días comencé a recordar algo de lo que había pasado y le preguntaba a mi hijo mayor; estaba como tonta", concluye.

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