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miércoles, 10 de julio de 2013

La policía rescata a una discapacitada del burdel Paradise

Cuando la policía entró en su habitación en el macroburdel Paradise, en La Jonquera (Girona), la joven no dio grandes muestras de alivio, de alegría o de pena. “No tiene sentido de la realidad. Es como estar ante una niña de 10 años, es pura inocencia”, cuenta una fuente de la investigación. La policía rescató en marzo a F. B., rumana de 22 años y con una grave discapacidad psíquica, de uno de los mayores burdeles de España. “No hacen falta ni 30 segundos de conversación para darse cuenta”, añade esa misma fuente. Cuando la encontraron acababa de salir de la carretera, donde un proxeneta la golpeaba para que se prostituyese.
Una fundación de apoyo a la reinserción fue quien dio la voz de alarma. La conocían de un par de años antes, cuando la tuvieron acogida en uno de sus pisos hasta que decidió marcharse (es mayor de edad y su discapacidad aún no está reconocida en España). Haciendo su trabajo de apoyo a prostitutas, la vieron en una rotonda en La Jonquera. “¿Estás bien?”, le preguntaron. Pero la joven se mostraba esquiva. “No os puedo contar ahora”, contestó, y se marchó. Entonces avisaron a la policía, que inició una investigación de varios meses que ha culminado con su rescate, la detención de su madre por prostituirla desde los 18 años, y la del proxeneta que la tenía en la carretera.
“Es como estar ante una niña de 10 años”, explica una fuente del caso
La vida de F. B. ha sido un calvario. Originaria de Rumanía, hasta los dos años vivió tutelada por la Administración porque su madre no podía hacerse cargo de ella y, además, padecía un retraso en el crecimiento. A ello se sumaron dos episodios de meningitis, a los 6 y a los 14 años, según fuentes del caso. Ya entonces fue ingresada en un centro de educación especial en Bucarest, donde estudió hasta que a los 17 años se trasladó con su madre a Terrassa. A los 18 años, esta empezó a explotarla sexualmente, según la policía.
Su primer destino fue un club de la ciudad, Las Palomas, donde la madre además ejerce en la actualidad de meretriz y controla al resto de las mujeres. “Allí todo el mundo conocía su retraso”, lamenta una fuente del caso.
Los agentes encontraron en los registros del piso de su madre diversa documentación que demuestra que su hija le hacía transferencias de dinero, dándole parte de lo que ganaba como prostituta.
En cuatro años, la joven ha vendido su cuerpo a cambio de dinero en Terrassa, en pisos privados, en las calles del barrio barcelonés del Raval, en la calle madrileña de Montera… “Y en el extranjero”, aseguran esas mismas fuentes, en referencia a Chipre y Malta. La joven, explican, no tiene picardía alguna: “Se va con el primero que pasa”.
Cuando la encontraron en el Paradise, el encargado, al que tomaron declaración, alegó que la habían acogido porque en la calle le pegaban. Pero los agentes pudieron comprobar que también allí se había prostituido. En la actualidad, la joven se encuentra en uno de los pisos de la fundación que la encontró y se han iniciado los trámites para que la fiscalía aborde su incapacitación.

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