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miércoles, 10 de julio de 2013

Bárcenas pasa al ataque contra Rajoy y amenaza con contarlo todo ante el juez

Todo el mundo en el PP sabía que Luis Bárcenas se convertiría en una auténtica bomba en cuanto entrara en prisión. Lo había avisado, lanzó todo tipo de mensajes a la cúpula, directamente y a través de intermediarios. Un chantaje en toda regla. Ayer empezó a cumplir su amenaza y dio un giro radical a su estrategia. El extesorero había negado hasta ahora la contabilidad paralela de su puño y letra publicada por EL PAÍS hace cinco meses. Pero ayer El Mundo publicó una parte de los originales de esos documentos, y contó que se los entregó el propio Bárcenas, un gesto claro que demuestra que ha decidido iniciar una dura ofensiva que afecta directamente al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy.
El extesorero no se ha conformado con eso. Está lanzando desde la cárcel avisos, a través de personas que le están visitando, como el abogado Miguel Durán —que finalmente no se hará cargo de su defensa—. El mensaje es muy claro: ha cambiado, está dispuesto a hablar y a refrendar ante el juez que esos papeles son reales y corresponden a pagos que se hicieron a la cúpula del PP, entre ella a Rajoy, incluso siendo ministro, algo prohibido por la Ley de Incompatibilidades.
Y eso sí sería un giro de imprevisibles consecuencias judiciales y políticas. Tanto la policía como los fiscales y el juez estaban avanzando en la investigación de los papeles de Bárcenas publicados por EL PAÍS. Ya habían sido dados por buenos, se certificó que era su letra e incluso se constató que algunas de las anotaciones de ingresos supuestamente de constructores —algo también ilegal— coincidían con donaciones registradas como anónimas en la contabilidad oficial del partido.
Pero había un problema: Bárcenas lo negó todo ante el juez. Si ahora lo certifica y da nuevos detalles —nadie tiene más información que él sobre cómo se ha gestionado el dinero del PP durante 20 años clave— en sede judicial, el caso podría dar un giro.
“Bárcenas se ha ratificado en todas las acusaciones y tiene suficiente información para hacer caer al Gobierno actual. El motivo por el que no lo dijo cuando declaró ante el juez es que ha estado muy presionado a la hora de ratificar los papeles”, explicó Durán a RAC 1 después de verse con el extesorero. “En la cárcel, está entristecido, cabreado, pero no lo vi deprimido. Se siente maltratado por su gente”, remató, ofreciendo así la imagen de alguien dispuesto a la venganza.
Durán, y no parece un dato casual, es abogado de Pablo Crespo, número dos de la trama Gürtel y mano derecha de Francisco Correa, que también ha cambiado su estrategia y empieza a contar cosas. Se está reuniendo con muchos periodistas, como hizo Bárcenas en las semanas anteriores a su entrada en la cárcel, y ha empezado a dar entrevistas. Incluso el propio Correa, que, como Crespo, ha salido de la cárcel, empieza a difundir información en reuniones con periodistas. El giro está muy claro. Y el PP lo sigue con inquietud, aunque públicamente se insista en que todo es mentira y por tanto nada se podrá probar. En privado se asegura además que Rajoy aguantará hasta el final porque es falso que él cobrara sobresueldos opacos.
Tanto el Gobierno como el PP están convencidos de que Bárcenas está lanzado e irá sacando más papeles de forma controlada. El mensaje del extesorero para el Ejecutivo y el PP está claro: si no sale de la cárcel, está dispuesto a todo. Sin embargo, y pese al enorme desgaste que este asunto está produciendo de nuevo en el Gobierno y el PP, ya que afecta nada menos que a su presidente, varios dirigentes transmiten que hay una cierta tranquilidad basada en varios elementos.
Primero, explican, lo que figura en los papeles de Bárcenas, aunque fuera cierto —todos insisten en negarlo, incluso en privado, y se remiten al desmentido rotundo que hizo Rajoy cuando EL PAÍS publicó estos mismos papeles ampliados—, no es delito —son cantidades que no suponen delito fiscal e incumplir la ley de incompatibilidades no es un delito— y en cualquier caso estaría prescrito. Por tanto, es impensable que el juez inicie el proceso para que el Tribunal Supremo impute a Rajoy, explican. Y ni siquiera tendría sentido que lo citara como testigo después de haber rechazado llamar al expresidente José María Aznar.
Pero, además, creen que Bárcenas, por mucho que esté amenazando con contar todo ante el juez, no lo hará porque procesalmente no le conviene, se estaría autoinculpando como gerente y después tesorero. Por eso confían en que una vez más vaya de farol.
En cualquier caso, según el análisis más extendido, el extesorero parece estar esperando la resolución de su recurso ante la sala contra su encarcelamiento. Si se lo rechazan, como parece probable, él empezaría a poner el ventilador a toda velocidad.
Por si estos frentes fueran pocos, a Rajoy se le abre también de nuevo el interno. Esperanza Aguirre, presidenta del PP de Madrid, fue durísima ayer en una intervención ante la cúpula regional del partido en la calle Génova, en el mismo edificio en que está la sede nacional, donde exigió a Rajoy que depure ya las responsabilidades por este escándalo, que no espere a la justicia —esa es la respuesta oficial del presidente y del PP—. “España y los españoles necesitan que nuestro partido esté limpio, que lo diga y que lo demuestre. Y si ha habido corruptos, tenemos que descubrirlos y denunciarlos con más fuerza de la que pueda emplear la Justicia. Si ha habido irregularidades en la financiación, hay que reconocerlas. No podemos mirar hacia otro lado. No puede ser que nuestros militantes pasen vergüenza por ser del PP”, llegó a decir.
Otros dirigentes, sobre todo autonómicos, que no se animan a ser tan abiertamente críticos como Aguirre —ella siempre se queda sola en el Comité Ejecutivo Nacional y en el último directamente decidió no hablar— y que están muy alejados de ella, sí creen sin embargo que el caso no se está gestionando bien desde el punto de vista político y que con el silencio y la estrategia típica de Rajoy de esperar y ver ha dejado todo el espacio para que Bárcenas tenga la sartén por el mango.
Rajoy no habló, ya que no tiene ningún acto público hasta hoy, en Zaragoza, donde visitará la fábrica Opel. Sus ministros, sí. Jorge Fernández Díaz (Interior) dijo que él “pone la mano en el fuego por Rajoy”. Luis de Guindos (Economía) señaló que a los mercados no les afecta el escándalo, como prueba que ayer bajó la prima de riesgo. Y José Manuel García Margallo (Exteriores) admitió: “Es obvio que esto no favorece a la Marca España, pero precisamente por eso hay que hacer un mayor esfuerzo en subrayar las luces de España, que son muchas”. Mientras, la estrategia del PP para hacer frente al aluvión consistió en decir que no hay novedad sobre lo publicado por EL PAÍS. Incluso llegó a copiar el comunicado que emitió hace cinco meses, aunque quitando la parte en la que amenazaba a ese periódico con medidas legales. Para el PP, la historia se repite. Pero si Bárcenas da el giro total y habla, podrían cambiar muchas cosas.

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