El Gobierno de Estados Unidos presentó hace unos días en un tribunal de Virginia una denuncia contra el analista Edward Snowden, que desveló en las páginas del diario 'The Guardian' varios programas de espionaje de la Agencia de Seguridad Nacional (ASN). A Snowden se le imputan delitos de robo, espionaje y conversión de propiedades gubernamentales. Tres cargos que podrían suponerle muchos años en prisión.
Las autoridades presentaron la denuncia en secreto el pasado viernes
ante un tribunal del distrito oriental de Virginia. Una región que se
encuentra a las afueras de Washington y cuyos jueces abordan a menudo
casos que atañen a la seguridad nacional. El Gobierno emitió también una
orden provisional de arresto contra Snowden, que se dejó ver por última vez en la ciudad china de Hong Kong, donde huyó desde Hawai a finales de mayo para efectuar la filtración.
Ni el Ejecutivo de Hong Kong ni su cuerpo de policía hicieron
declaraciones directas sobre el caso después de que el diario
estadounidense "The Washington Post" informara de la acusación formal de
Snowden. El responsable de la Policía de Hong Kong, Andy Tsang, se
limitó a señalar que el caso se manejará "acorde a las leyes de Hong Kong", en unas declaraciones reproducidas por el diario local "South China Morning Post", según informa Efe.
Snowden destapó dos programas de espionaje establecidos durante la
presidencia de Barack Obama: uno dirigido a obtener el registro de
llamadas de todos los clientes de una compañía telefónica y otro
dedicado a rastrear los datos de empresas como Google, Facebook o Apple.
Al principio Snowden se alojó en el hotel Mira de la metrópoli china.
Pero luego difuminó su paradero para esquivar el escrutinio de los
periodistas y de los servicios de espionaje. La impresión general es que sigue en Hong Kong, donde respondió a las preguntas de los lectores del diario 'The Guardian' y conversó con una periodista de un diario local.
La denuncia presentada este viernes abre un plazo de 60 días en el
que la fiscalía debe abrir un auto de procesamiento contra el filtrador.
Entretanto Snowden deberá decidir si se queda en Hong Kong o abandona
el país en dirección a Islandia. Un país cuyas leyes son más
comprensivas con la transparencia y cuyo Gobierno se ha mostrado abierto
a otorgarle asilo político con la intercesión de Wikileaks.
Snowden aseguró hace unos días que su intención era recurrir una posible extradición
ante los tribunales de Hong Kong. Un extremo que se regiría por el
acuerdo firmado en 1996 y que crearía un problema para las autoridades
de la ciudad china, que tiene un amplio régimen de autonomía desde el
final de la soberanía británica sobre la ciudad.
El acuerdo de extradición ofrece a las autoridades de Hong Kong la
posibilidad de denegar la entrega de cualquier reo perseguido por
motivos políticos. Pero también otorga derecho de veto al Gobierno
chino, que podría rechazarla alegando que supone un problema para la
seguridad. Un detalle que ha despertado las suspicacias del Gobierno de
Estados Unidos, que sospecha que Snowden podría estar actuando en connivencia con el régimen de Pekín.
El gobernador Leung Chun-ying afirmó esta semana que las autoridades
de Hong Kong actuarían "de acuerdo con las leyes". Pero su criterio sólo
será relevante una vez que se resuelva la disputa jurídica en torno a
la extradición, que podría demorarse durante varios meses por el sistema
garantista de los tribunales de la ciudad.
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