Las especies invasoras son un problema medioambiental en cualquier
lugar, pero si se combina un espacio limitado como una isla, una gran
biodiversidad y millones de ratas el cóctel es explosivo. Aunque quizá
la solución lo sea igualmente: las autoridades de Georgia del Sur, unas
islas británicas en el Atlántico entre Argentina y Suráfrica han
decidido llenar el archipiélago de veneno para acabar con la plaga.
Tony Martin, de la Universidad de Dundee, ha dicho a la BBC que
“matar al 99,999% de las ratas no es suficiente”. Con su capacidad
reproductora y en un entorno carente de depredadores, los roedores se
recuperarían. Y son un peligro para las especies de aves, varias de
ellas endémicas, que anidan en tierra.
Los animales llegaron en los barcos de balleneros y mercantes en el
siglo XVIII. Ahora, varios helicópteros ambulancia se dedican a
diseminar veneno por toda la zona donde los animales habitan. Ya en 2011
hubo una primera fase de prueba en una parte de una de las islas. Ahora
hay que aprovechar que las ratas viven en colonias aisladas por los
glaciares de las islas, lo que facilita el ataque. Pero el calentamiento
y el verano pueden abrir pasillos para los animales, con lo que habría
que actuar sobre una superficie mayor y una población más dispersa, lo
que dificultaría el proceso.
Las autoridades de las islas afirman que tienen planes por si se
produce algún problema. La iniciativa está siendo vigilada muy de cerca.
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