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miércoles, 30 de enero de 2013

Obama pide al Congreso que actúe rápido para legalizar a 11 millones de inmigrantes

En un colegio de Las Vegas con mayoría de alumnos hispanos, el presidente Barack Obama empezó este martes su campaña a favor de la legalización de inmigrantes sin papeles en la próxima década. Con pocos detalles, se lanza a intentar cumplir una de sus promesas fallidas de hace cuatro años.
El presidente no quería presentar un plan legislativo concreto, sino alentar a las masas. La aparición en Las Vegas de Obama es el comienzo de una ronda de viajes por todo el país para convencer a los estadounidenses y presionar al dividido Congreso. Se espera que ésta sea su estrategia para varios de los asuntos más polémicos que intenta aprobar con la Cámara de Representantes en manos de los republicanos y un Senado de mayoría demócrata justita.
"Necesitamos que el Congreso actúe con una estrategia global que por fin trate con los 11 millones de inmigrantes indocumentados que hay en este país ahora", dijo en una escuela pública llamada Del Sol, donde el 58% de los estudiantes son hispanos y que está especializada en la integración de jóvenes que no hablan inglés.
Obama tendrá que batallar de nuevo con el Congreso, que ya paró los intentos de reforma de George W. Bush. En la anterior legislatura, el presidente ni intentó un plan legislativo permanente para los más de 11 millones de inmigrantes indocumentados, la mayoría mexicanos, porque su entonces jefe de gabinete, Rahm Emanuel, le aconsejó que no se acercara a un tema que políticamente "da calambre".
Ocho senadores de ambos partidos están de acuerdo ahora en que se abra un largo proceso de legalización, pero a cambio de que se refuercen aún más los controles en las fronteras para todos los extranjeros. Otro grupo de congresistas está trabajando en la Cámara de Representantes y se espera que ponga aún más condiciones. Pero aún no hay propuestas legislativas sobre la mesa. Si se llega a un acuerdo, se podría votar en otoño.
Este martes, Obama aseguró que al menos ambos partidos tienen claro que quieren negociar. "La buena noticia es que por primera vez en muchos años, republicanos y demócratas parecen preparados para afrontar el problema juntos. Los miembros de ambos partidos, en ambas cámaras, están trabajando activamente en una solución... En este momento parece que hay un deseo auténtico de hacer esto rápido", dijo Obama, que observó que las ideas de los ocho senadores están "en línea" con las suyas.
La Administración insiste en que ya se ha endurecido mucho el control de fronteras. Según sus datos, desde 2004, los agentes en los confines han pasado de unos 10.000 a más de 21.000. En las fronteras norteñas han aumentado un 700%, hasta 3.800. En los primeros cuatro años en la Casa Blanca, la Administración Obama ha deportado a cerca de un millón y medio de inmigrantes sin papeles. En ocho años, la Administración Bush expulsó a dos millones. El Gobierno demócrata asegura que sus políticas disuasorias ya están teniendo efecto. El año pasado, unas 365.000 personas fueron arrestadas por cruzar ilegalmente las fronteras, es decir menos de la mitad que en 2008.
La Casa Blanca tampoco quiere excluir una mayor vigilancia de fronteras para no obstaculizar un futuro acuerdo. Entre sus objetivos legislativos, éste es, en principio, el más fácil porque ambos partidos quieren cortejar al electorado hispano, que cuenta la inmigración entre sus preocupaciones. Quienes pueden votar ya son ciudadanos de pleno derecho, pero las experiencias pasadas o los conocidos hacen que sea un asunto sensible por sus conocidos o experiencias pasadas. En las encuestas a pie de urna de noviembre, aunque la mayoría identificaba la economía como el principal problema, el 77% aseguraba que los inmigrantes sin papeles ya en Estados Unidos deberían tener la oportunidad de conseguirlos, según el Pew Hispanic Center.
Justo antes de las elecciones de noviembre, Obama apuntó en una entrevista en Iowa que Mitt Romney perdería porque su partido había "alienado a la minoría que más rápido crece del país". El republicano ganó sólo el 27% de los votos del electorado hispano, el peor resultado para su partido en décadas.
Si bien fueron apenas el 10% de los que votaron en noviembre, los hispanos viven en algunos estados clave de los que depende el resultado de las presidenciales. Entre ellos, Nevada, el elegido para dar el discurso este martes y que Obama ganó en 2008 y en 2012 pese a que ha votado más veces por los republicanos en las anteriores diez elecciones y que Romney contaba con una victoria por la aguda crisis hipotecaria.
Se estima que en Texas en 2020 habrá más hispanos que blancos anglosajones. Si eso sucede y los hispanos siguen votando tan mayoritariamente demócrata, los republicanos tendrán casi imposible la llegada a la Casa Blanca sin un feudo tan grande.

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