La representante de la
burguesía en el reino de Castilla la Mancha, una arpía capitalista que
vive en un cigarral ( chalet de lujo típico de los potentados
toledanos) valorado en 2,6 millones de euros, “caritativa” como ninguna
otra y asquerosa como ella sola, deja en la calle a una familia con 4
niños pequeños.
DCLM- No reciben ningún tipo de ayuda y
el único recurso que tienen –una vivienda social de la Junta de
Comunidades de Castilla-La Mancha en régimen de alquiler- están a punto
de perderlo.
Noemí Contreras, vecina de Pedro Muñoz (Ciudad Real), recibía la
pasada semana una notificación del Juzgado con la orden de desahucio.
Una noticia que ha caído como un jarrón de agua fría, ya que, Noemí y
su marido son padres de cuatro hijos –de once y tres años los dos
mayores y de 20 y 7 meses los dos pequeños-.
Noemí explicaba que tienen el piso desde hace unos 15 años y que
desde hace varios no pueden pagarlo porque están “muy mal”
económicamente. “No tenemos ingresos, no tenemos recursos, mi marido
sale al mercadillo con mi hermano y mi padre…”, relataba la afectada,
quien aseguraba que, como mucho, cada vez que lo hace consigue llevar a
casa entre 15 y 30 euros.
“Sin pagar llevo bastante tiempo”, reconoce Noemí quien afirma que
“antes sí lo podía pagar y lo he estado pagando”. La afectada por el
desahucio comentaba a nuestro diario que si solo fueran su marido y
ella se irían “debajo de un puente” si fuera necesario, “pero yo con
mis cuatro hijos no me van a echar a la calle porque es que no lo voy a
consentir. Que hay pisos vacíos y no los dan…”.
En total, deben unos 5.400 euros (cada cuota mensual del alquiler
social a la que deben hacer frente ronda los 51 euros). Una deuda que
no pueden afrontar debido a la ausencia de trabajo y de cualquier tipo
de ayuda.
Noemí Contreras, de 34 años de edad hacía un llamamiento: “Yo quiero
trabajar y que no les falte a mis hijos de nada y que yo pueda pagar
mi piso y que pueda pagar mi luz”. Y es que, además, ya les han cortado
la luz en alguna ocasión, así como el agua y, en pleno invierno, sin
calefacción se las ‘apañan’ con una pequeña estufa de gas.
Aunque para comer no les falta, Noemí reconoce que, a veces, recurren a la ayuda de sus padres.
En cualquier caso, los afectados por este desahucio van a recurrir para intentar que no les dejen en la calle.
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